EL PROGRAMA DE JESÚS
San Lucas quiere precisar, quiere demostrar que lo que nos narra no son cuentos de ciencia ficción. Se ha esmerado en la información y ha cotejado datos.
Curiosamente lo que nos explica a continuación son los avatares cotidianos de Jesús.
Jesús, «como uno de tantos», regresa a su pueblo, a Nazaret «donde se ha criado». Va habitualmente a la sinagoga y se ofrece para hacer la lectura. Una lectura que parece escogida a dedo. En ella el profeta Isaías nos dice cómo va a ser el mesías prometido, como va a ser Jesús.
El Mesías, el salvador tan esperado por Israel, no será un político al uso. Jesús no se aferra a la vara de mando, sus súbditos no son subordinados ni meros ciudadanos, son amigos, hermanos, hijos a los que cuida, nos cuida, con ese cariño que rompe soledades, con ese amor que tanto necesitamos, con esa seguridad que da el saber que hasta nuestros cabellos están contados.
El Mesías Jesús quiere el cambio pero un cambio que no se realiza a toque de normas y preceptos sino un cambio que hemos de realizar entre todos y cada uno.
Jesús no es impositivo ni beligerante, el invita, ofrece, brinda liberación, justicia, amnistía salud, paz y luz. Ha sido enviado
«para anunciar la buena noticia a los pobres,
la libertad a los cautivos y a los oprimidos,
la vista a los ciegos»
Y es que en el programa de Jesús, en su partido, en su reino, los protagonistas son los pobres, los ciegos, los oprimidos.
Somos nosotros los protagonistas, nosotros con nuestras precariedades, con nuestros vacios y falta de sentido. Con nuestra ceguera para ver lo bueno que hay en la vida y en los hermanos, con nuestras adiciones que esclavizan.
En el Reino de Jesús no encontraremos privilegios mundanos, no encontraremos prestigio ni posiciones de poder «Su Reino no es como los de este mundo»
En él encontraremos justicia, paz, bondad, libertad porque en su reino la preeminencia la tienen el amor y la misericordia.
Sor Áurea Sanjuán