Se trata de veinticinco frailes dominicos martirizados en Almagro (Ciudad Real) y en Almería, además de un laico dominico, reputado periodista, que sufrió el martirio en Almería, y una monja dominica, Sor Ascensión de San José Sánchez Romero, del Monasterio de Huéscar (Granada), que se convierte en la segunda monja dominica española en ser beatificada, la primera fue Sor Josefina Sauleda i Paulis. (1) Ver más en Semblanzas de www.inmaculadaop.com
Fuente: https://www.dominicos.org/beatificaciones-2022/biografias
I. Mártires de Almagro
En la misma ciudad de Almagro
Dieron muerte a 13, en la noche del 14 al 15 de agosto de 1936, a una corta distancia del núcleo urbano, tras tener a un buen número apresado en una casa particular en la antigua “Calle Feria”, durante tres semanas escasas.
1.- Ángel Marina Álvarez, sacerdote
Era el prior de la comunidad. Pasó buen parte de la vida por Almagro, Venezuela, Cuba, Tenerife, donde fue superior y párroco. Fue su lugar de nacimiento Barruelo de los Carabeos (Cantabria), en 28 de marzo de 1890. Fue bautizado el 31 de marzo de 1890. Tomó el hábito en la iglesia del Santísimo Rosario de Almagro (Ciudad Real), el 3 de octubre de 1906, y profesó al año siguiente, el 9 de octubre. De 1907 a 1917 estudió humanidades, filosofía y teología en Almagro. Presbítero el 21 de septiembre de 1916. Lo calificaban de buen religioso, de regular talento y dedicado al ministerio. Recibió el martirio a los 46 años. Sus reliquias reciben veneración en la iglesia de Santo Tomás de Aquino de Sevilla.
2.- Manuel Fernández (Herba), sacerdote
Sufrió el martirio a los 56 años. Nació en Lisboa, el 30 de septiembre de 1878. Estudió en los escolapios de Celanova (Orense), seminario de Tuy, y comenzó de noviciado en Padrón (la Coruña), 20 de noviembre de 1895, pero lo terminó en Corias (Asturias). Apenas profesó dio su nombre para restaurar la provincia Bética en 1897. Moró como estudiante en el convento de Jerez de la Frontera. Estuvo en el colegio de Cuevas de Vera (Almería). Se decía de él que era asiduo en el estudio y apto especialmente para las ciencias naturales. Dos años más tarde estaba en Venezuela, Caracas, en el convento de San Jacinto, con el nombramiento de lector conventual de casos morales y litúrgicos y organista en la capilla del Sagrado Corazón de Jesús.
En el curso 1918-1919 su convento de asignación fue el de Almagro y daba clases de química y lengua francesa. Fue elegido Prior provincial en el capítulo de 1919. Era en aquel momento Prior de Almagro. Pudo inaugurar un seminario menor, inmueble separado del resto del convento que albergaba 48 alumnos distribuidos en cinco cursos. En 1931 lo eligieron por segunda vez, aunque no consecutiva, Prior provincial. No pudo celebrarse el capítulo en mayo, como estaba convocado, por la situación de persecución religiosa que se vivía en algunas zonas de España. Se celebró, al fin, a partir del 17 de junio de 1935 en Almagro. Desempeñó el cargo hasta 1935. Representó a la provincia en dos capítulos generales. Sus reliquias se veneran en Sevilla.
3.- Natalio Camazón Junquera, sacerdote
Procedía de Castromocho (Palencia), donde nació el 1º de diciembre de 1873, hijo de Marcelino y Jacoba. Recibió el bautismo en la iglesia parroquial de San Esteban, el 3 de diciembre de 1873, y la confirmación de manos de Mons. Apolinar Serrano, natural de Villarramiel y Obispo de la Habana, el 10 de diciembre de 1875, cuando estaba a punto de cumplir los dos años. En su pueblo natal hizo estudios de latín con el Párroco, hasta que fue al noviciado dominicano de Corias (Asturias) en 1888. Profesó en el convento de Corias el 29 de diciembre de 1889. Permaneció en Corias hasta que hizo la profesión solemne. Después pasó a San Esteban de Salamanca, a cursar teología.
Ya en la Provincia Bética, su primer destino fue Almagro. Afectado ya por la sordera, que le impedía el trabajo en el confesonario y, de hecho, tampoco se ejercitaba en la predicación. Administró las revistas que se publicaban en la tipografía «el Santísimo Rosario». Fue varios años conventual de Sevilla, donde ejerció como catequista, y en Cádiz. Fue martirizado a los 62 años y sus reliquias se hallan en Sevilla.
4.- Antonio Trancho Andrés, sacerdote
Fue Becerril de Campos (Palencia) su lugar de nacimiento, el 9 de diciembre de 1900, bautizado el 14 de diciembre, y conformado el 14 de octubre de 1908. En Almagro tomó el hábito el 23 de septiembre de 1917. Profesó el 24 de septiembre de 1918 y siguió estudios. Lo enviaron más tarde a San Esteban de Salamanca. Desde 1926, en el convento de Almagro, fue profesor de apologética, teología moral y bibliotecario.
Se conservan varias cartas de dirección espiritual, en las que se trasluce un gran equilibrio de espíritu y celo apostólico. Animaba a vivir con la confianza puesta en la providencia de Dios. Estuvo, por razones de salud, en el convento de la Candelaria, en Tenerife. En 1933, ya repuesto, volvió a Almagro. Continuó con sus clases, dirección espiritual y magisterio entre novicios y estudiantes. Le dieron muerte a los 36 años de edad. Sus reliquias han sido trasladadas a Sevilla.
5.- Luis Suárez Velasco, sacerdote
Nació en Pelúgano, Aller, Oviedo, el 29 de enero de 1897, hijo de Juan y Manuela. Recibió el bautismo el 31 de enero de 1897. Tomó el hábito en Almagro, el 22 de septiembre de 1916. Profesó el 23 de septiembre de 1917. Con muy altas calificaciones, estudió filosofía en Almagro. Cursó teología en San Esteban de Salamanca y recibió el presbiterado de manos de Mons. Julián de Diego y García Alcolea, en la capilla del seminario pontificio, el 10 de febrero de 1924.
Pasó después al «Angelicum» de Roma y frecuentó, asimismo, l’École Biblique de Jerusalén. Obtuvo el lectorado y la licencia en Sagrada Escritura. En 1931 enseñaba ya su especialidad en Almagro. Se recuerda también su entrega al apostolado entre la juventud de Acción Católica de Almagro. Le dieron muerte a los 39 años. Sus reliquias pueden venerarse en Sevilla.
6.- Eduardo Sainz Lantarón, sacerdote
Nació en Renedo de Valdearroyo (Cantabria), el 14 de noviembre de 1906. Recibió el bautismo el 16 de noviembre. Era hijo de Francisco y María, naturales, respectivamente, de Renedo y las Rozas. Tomó el hábito en Almagro, el 7 de octubre de 1923, junto con el beato Tomás Morales, incluido en la Causa de Almería. Profesó el 8 de octubre de 1924.
Ordenado sacerdote, comenzó a enseñar filosofía en Almagro y también humanidades en la escuela apostólica. En el capítulo provincial de 1935 fue nombrado Director de la escuela apostólica. Recordaban que animaba con su carácter afable y benévolo, con su trato dulce y paterno. Tenía dotes pedagógicas y supo armonizar virtud y letras. A los 29 años, le dieron muerte. Sus reliquias pueden venerarse en Sevilla.
7.- Pedro López Delgado, sacerdote
Nació Nogarejas de la Valdería, diócesis de Astorga y provincia de León, el 9 de febrero de 1909, bautizado el 10 de febrero. Ingresó en Almagro el 4 de octubre de 1925, con el beato Fernando Grund, muerto en Almería. Profesó el 5 de octubre de 1926. Estudió en Almagro y, n 1934-1935, en el «Angelicum» de Roma, hizo el examen para el grado de Doctor en Teología, con la calificación de «Summa cum laude», junto con el después profesor de dogmática en aquel centro, fray Stefano Deandrea. Entre sus maestros destacó fray Pedro Lumbreras. En Roma recibió las sagradas órdenes, hasta el presbiterado, el 16 de julio de 1933. Celebró la primera Misa, «en el Año Santo 1933», en la basílica de Santo Domingo de Bolonia.
El 18 de febrero de 1932 hizo en Roma el juramento antimodernístico, prescrito por San Pío X en su motu proprio «Sacrorum Antistitum». Dio clase en Almagro durante un curso (1935-1936). Era una persona de gran ingenio y, aunque corporalmente débil, estaba dotado de un óptimo espíritu. Dio ejemplo de observancia regular y constancia en el estudio. Leía con asiduidad temas de historia de la Orden y vidas de los santos. A los 27 años, le dieron muerte. Sus reliquias se hallan en la iglesia de Santo Tomás de Sevilla.
8.- Francisco Santos Cadierno, religioso estudiante
Nació en Nogarejas de la Valdería, diócesis de Astorga y provincia de León, el 7 de mayo de 1913. Ingresó en Almagro el 29 de septiembre de 1929, con los beatos Paulino Reoyo García, Santiago Aparicio López y Ricardo López López. Profesó el 30 de septiembre de 1930. Renovó la profesión el 7 de mayo de 1934, «hasta el servicio militar». Continuó regularmente los estudios.
Lo describían como pequeño de cuerpo, cara redonda y morena, de mirar penetrante. Era de trato cariñoso y comunicativo. Ofrecía su trabajo y ayuda a todos, emprendedor de cosas grandes, simpático y deportista. Tuvo una inteligencia muy aguda, penetrante como una espada. Hallaba el flaco del sofisma al instante. Vivió de la piedad, de las visitas al Santísimo y de su amor acendrado a la Santísima Virgen. Lo mataron a los 23 años. Sus reliquias están expuestas a la veneración en Sevilla.
9.- Sebastián Sáinz López, religioso estudiante
Hijo de Francisco y Nicolasa, fue bautizado en Santa Lucía de Villasuso, diócesis de Santander, el 22 de enero de 1915. Nació el 20 de enero de 1915. Tomó el hábito en Almagro, el 2 de octubre de 1932. Profesó el 4 de octubre de 1933, y no le dio tiempo ya a realizar la profesión solemne.
Se conserva una carta, de 7 de julio de 1936, donde se mostraba preocupado. Refería que un grupo de estudiantes había salido el 3 de julio para pasar una parte del verano en Scala Coeli (Córdoba). Regresarían el 3 de agosto. El día 5 se desplazarían hacia Córdoba los religiosos estudiantes que habían permanecido en Almagro, «para volver el 5 de septiembre» al convento de estudios. En realidad, los primeros no volvieron en la fecha prevista y, los segundos, estaban encarcelados y algunos ya asesinados el 3 de agosto. A los 21 años le dieron muerte. Sus reliquias se veneran en Sevilla.
10.- Arsenio de la Viuda Solla, hermano cooperador
Nació en Valdespino Vaca (León), hijo de Leonardo, de Joarilla, y de Victoria, de Valdespino Vaca, el 19 de julio de 1880. Fue bautizado el 22 de julio de 1880. Recibió la confirmación en Vallecillo, de manos del Obispo de León Francisco Gómez y Lucio Villegas, en 1888. Entró en la Orden como donado en el convento de Zafra (Badajoz), el 13 de mayo de 1903. El 4 de febrero de 1906, en Almagro, le intimaron el comienzo del noviciado. Profesó el 10 de febrero de 1907.
Estuvo destinado en el convento de Cádiz, donde hizo la profesión solemne el 20 de febrero de 1910. Por muchos años vivió su consagración y apoyó a la comunidad en Almagro. Fue un cocinero muy trabajador, que servía alimento diario a numerosos pobres. Lo recordaban a diez años de la muerte como ejemplo de piedad, especialmente centrada en la Eucaristía y en la devoción a María. Se mantenía en oración dedicado a los trabajos manuales. Era fuerte, robusto, de buena salud, un religioso perfecto, que trabajaba sin descanso como director de la cocina. Su carácter era mitad dulce y mitad alegre, asiduo en la visita a los enfermos. En su oficio de cocinero se mantenía siempre alegre, lleno de afabilidad y de caridad hacia los hermanos. Servía con mucha devoción a los sacerdotes en la celebración de la Misa. A los 56 años le dieron muerte. Sus reliquias se hallan en Santo Tomás de Sevilla.
11.- Ovidio Bravo Porras, hermano cooperador
Nació en Fuente Andrino (Palencia), hijo de Segundo y Julia, el 29 de abril de 1908, bautizado el 3 de mayo de 1908, y confirmado el 18 de mayo de 1918. Tomó el hábito de hermano cooperador el 29 de junio de 1934. Profesó el 2 de julio de 1935. En apenas en dos años de vida religiosa Dios le juzgó bastante maduro para el cielo. Recluido con los demás religiosos, purificaba su alma en la oración y la paciencia en los tormentos que sus enemigos le prodigaban.
Lo ejecutaron a los 28 años. Su vida religiosa fue un tesoro de virtudes, escondido bajo la más extraordinaria humildad. Sus reliquias se hallan en Santo Tomás de Sevilla.
12.- Dionisio Pérez García, hermano cooperador
Nació en Villalvilla de Villadiego (Burgos), hijo de Daniel, de Castromorca, y de Justa, de Berzosilla (Palencia), el 8 de abril de 1912, bautizado el 8 de abril de 1912. Ingresó el 30 de septiembre de 1930 en Almagro, junto con el beato Justo Vicente. Profesó el 25 de mayo de 1933. Deseaba ser misionero y dar la sangre por Cristo. En la casa – prisión de Almagro, donde acompañó a la comunidad, era el encargado de buscar la comida de los demás presos. Salía todos los días para este fin y llegaba al convento [casa – prisión] acompañado de hombres armados. Estuvo en el convento de Córdoba por espacio de dos años, donde se hizo acreedor a las simpatías de los religiosos. Después volvió a Almagro. Fue muerto a los 24 años. Sus reliquias pueden venerarse en Sevilla.
13.- Fernando García de Dios, novicio para hermano cooperador
Nació en San Felices de los Gallegos, diócesis de Ciudad Rodrigo y provincia de Salamanca, el 30 de mayo de 1916. Fue bautizado el 11 de junio de 1916, hijo de Luis y Francisca. Confirmado en 1922. Sus padres fueron porteros de la comunidad de Agustinas de San Felices de los Gallegos y el nuevo beato sirvió de monaguillo en su iglesia.
En 1931 fue a la escuela apostólica de Almagro y comenzó los estudios de humanidades, pero al cabo de tres años enfermó de la vista y pidió pasar a hermano cooperador. Tomó el hábito el 8 de septiembre de 1935, junto con el beato Antolín Martínez-Santos Ysern. Comenzó entonces el año de noviciado, que no llegó a terminar, porque lo dieron muerte a los 20 años. Pueden venerarse sus reliquias en Sevilla.
Asesinado en Alcázar de San Juan
14.- Antolín Martínez-Santos Ysern, novicio para clérigo
Nació en Campo de Criptana (Ciudad Real), primer hijo de Salvador, de profesión médico, y de Amalia, natural de Corral de Almaguer, el 9 de noviembre de 1914.
Fue bautizado el 15 de noviembre de 1914, y confirmado en noviembre de 1925. Frecuentó el parvulario de las dominicas de la Anunciata. En la infancia perteneció a lo que llamaban «Cruzada Eucarística» y fue presidente de este grupo. Posteriormente se inscribió en la «Juventud de Acción Católica». Cursó después los estudios de bachillerato, primero en el colegio llamado Hispano y, después, en el llamado Teresiano, como aseguraba su padre.
Pasó a continuación a Madrid, para cursar medicina, en el curso 1932-1933. Se manifestaba en él, al decir de su propio padre, un alma inclinada a la espiritualidad, selecta entre las mejores. Terminado el curso 1933-1934 y ya en casa disfrutando de las vacaciones de verano, manifestó el 16 de julio, su decisión de dar un rumbo nuevo a la vida. Deseaba pedir el ingreso en la Compañía de Jesús. Hizo sus gestiones en la residencia que los jesuitas tenían en Ciudad Real pero, a los pocos días, resolvió plantear su entrada en los dominicos de Almagro. Ayudado por fray Francisco Barbado Viejo, futuro Obispo de Salamanca, entró en el convento de Nuestra Señora del Rosario de Almagro, el 2 de noviembre de 1934. Desde el primer momento reflejó su satisfacción por hallarse en una comunidad religiosa. Con el paso de los meses se afianzaba cada vez más en su seguridad de estar en el lugar que Dios quería para él. Entró en la vida religiosa el 8 de septiembre de 1935, en Almagro.
Recibió un salvo conducto falso el 21 de julio de 1936 para reintegrarse la casa paterna, pero fue detenido en Manzanares (Ciudad Real) y de nuevo en Alcázar de San Juan, donde fue encarcelado con franciscanos y trinitarios. Fue muerto a los 21 años, hacia la una de la madrugada del 27 de julio de 1936. Sus reliquias no han podido identificarse.
Tres mártires en Manzanares
15.- Paulino Reoyo García, profeso estudiante
Nació en Atapuerca (Burgos), hijo de Mariano y de Estefana, el 22 de junio de 1913, bautizado el 22 de junio. Consta en la nota marginal que recibió el subdiaconado de manos del Obispo de Ciudad Real, beato Narciso Estenaga, el 6 de junio de 1936. Muy niño aun ingresó en la escuela apostólica de Almagro y, tras los cursos de latín y humanidades, tomó el hábito, junto con los beatos Francisco Santos Cadierno, Santiago Aparicio y Ricardo López, el 29 de septiembre de 1929.
Profesó el 30 de septiembre de 1930. En 1930-1931 comenzó los estudios previos a la filosofía. Terminó la filosofía y estaba cursando, a la hora de su muerte, la teología por la Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino. El 22 de junio de 1934 renovó la profesión hasta el servicio militar. Hizo su profesión solemne el 7 de octubre de 1934, en manos del Maestro de la Orden fray Martin S. Gillet. Lo recordaban como un joven de carácter sencillo y abierto, caritativo para con los hermanos y devoto de la Eucaristía y del rosario. Un salvo conducto falso lo condujo, así como a sus hermanos, a la muerte tras unos días de prisión a los 23 años recién cumplidos el 8 de agosto de 1936. Sus restos no se han podido identificar.
16.- Santiago Aparicio López, profeso estudiante
Natural de Revilla de Collazos (Palencia), hijo de Misael y de María, el 24 de septiembre de 1913. Bautizado por de necesidad, suplieron las ceremonias el 28 de septiembre. Al margen se dice que el 19 de septiembre de 1918 recibió la confirmación en Revilla de Collazos, de manos del Obispo Ramón Barberá y Boada. Se ordenó de subdiácono el 6 de junio de 1936, de manos del Obispo de Ciudad Real, beato Narciso Estenaga. Entró en la Orden, junto con el beato Francisco Santos Cadierno y Paulino Reoyo García, en Almagro (Ciudad Real), el 29 de septiembre de 1929. Profesó el 30 de septiembre de 1930. Hizo la profesión solemne el 7 de octubre de 1934, en manos del Maestro de la Orden fray Martin S. Gillet, en rápida visita canónica a la comunidad de Almagro. En el curso 1930-1931 comenzó los estudios de humanidades, que se hacían antes de la filosofía.
Se conservan cartas que el Siervo de Dios dirigía a sus padres a partir de septiembre de 1931, tras pasar una breve temporada de descanso en Scala Coeli, en la sierra de Córdoba. Comunicaba quele impresionó el paro obrero en Andalucía y notificaba, en concreto, que a las «ermitas» de Córdoba, donde vivían trece «hermanos» ermitaños, subían a veces hasta 80 obreros sin trabajo en busca de comida, recorriendo alrededor de una legua para llegar hasta allí. Comentaba las celebraciones que organizaron a un año de la canonización de San Alberto Magno, en que predicó el beato Luis Urbano, O.P. «Dicen que el mejor predicador de España, y tienen razón los que dicen esto. Solo les diré que lo hizo maravillosamente. No se puede explicar nada. Era necesario hacerlo como lo hizo él y no puede ser».
Empezó la teología dogmática y moral en el curso 1934-1935, tal como él mismo asegura y, a la vez, relata su profesión solemne con estas palabras: «Ayer [7 de octubre de 1834] por la tarde después de vísperas y en manos del Reverendísimo Padre General Martin Estanislao Gillet, 79º sucesor de Nuestro Padre Santo Domingo hice mi profesión solemne. Le prometí ser obediente, pobre y casto hasta la muerte, pues esto es la profesión solemne. Desde aquel momento quedé unido definitivamente a la Orden. No les quiero echar ningún sermón, pero sí comprenderán la alegría que se experimenta en esos momentos, ¡aunque se promete ser obediente y sacrificarse hasta la muerte! […]. Pero estoy muy contento, pero muy contento. Les diría algunas cosas que siento, pero no me atrevo, porque unos dirán que estoy haciendo el ganso y otros …que no sé lo que me digo» […]. Murió asesinado, a los 22 años, en Manzanares (Ciudad Real), el 8 de agosto de 1936. Sus restos no se han podido identificar.
17.- Ricardo Manuel López y López, profeso estudiante
Nació en Olmos de Atapuerca, diócesis y provincia de Burgos, hijo de Francisco, y de Benita, el 13 de enero de 1914. Recibió el bautismo el 18 de enero de 1914. Se confirmó en Quintanapalla (Burgos) el 18 de junio de 1915. En la nota marginal de la partida de bautismo se dice que hizo profesión solemne en el convento de dominicos de Almagro (Ciudad Real), el día 19 de febrero de 1936. Antes de ir a la escuela apostólica de Almagro a los 12 años, en septiembre de 1926, ayudaba ya en lo que podía a sus padres en los trabajos del campo. Tomó el hábito, junto con los beatos Francisco Santos Cadierno, Paulino Reoyo García y Santiago Aparicio López, el 29 de septiembre de 1929.
Profesó el 30 de septiembre de 1930. Renovó la profesión hasta el servicio militar el 10 de enero de 1935. Hizo la profesión solemne el 19 de febrero de 1936. Es recordado como amable y muy caritativo, piadoso y humilde, ponía gran empeño en el estudio. En noviembre de 1935 tuvo que ir al servicio militar, pero poco después le permitieron volver al convento e hizo la profesión solemne, como queda dicho, y también recibió las órdenes menores. Murió asesinado, a los 22 años, en Manzanares (Ciudad Real), el 8 de agosto de 1936. Sus restos no se han podido identificar.
D.- Mártires en Miguelturra
18.- José Garrido Francés, sacerdote
Nació en Villaherreros, diócesis y provincia de Palencia, el 11 de octubre de 1893; bautizado el 15 del mismo mes y año. Era hijo de Gervasio, natural de Calahorra de Boedo (Palencia) y de Martina, de Villaherreros. Fue confirmado en su parroquia natal el 3 de octubre de 1894. Estudió en la escuela apostólica y tomó el hábito el 15 de noviembre de 1908. El 21 de noviembre de 1909 realizó su profesión religiosa. Recibió el presbiterado en Ciudad Real, el 25 de mayo de 1918. Siempre en Almagro, en el curso 1920-1921 lo colocan entre los profesores. En 1923 lo sitúan estudiando en la universidad de Friburgo de Suiza, donde hizo el doctorado en teología.
Fue nombrado Socio del Maestro de novicios, Cronista de la Provincia y Definidor para el capítulo general. Le nombraron Promotor de las Causas de canonización de la Provincia y colocaron su nombre entre los que podrían desempeñar el oficio de Maestro de novicios. Fue designado Archivero de la Provincia. Estudió en Le Saulchoir, entonces cerca de Tournai, en la localidad de Kain, Bélgica, y también en la universidad de Friburgo, en Suiza, donde obtuvo con gran aplauso el doctorado en teología. Vuelto a la Provincia enseñó historia eclesiástica, liturgia, patrología y arqueología sagrada. Instituido Prior de Almagro en 1931, defendió con empeño los derechos de la religión contra los marxistas, por lo que concibieron hacia él verdadero odio, porque les resistía impávido. Engañado, como sus compañeros por un salvo conducto, murió asesinado, a los 42 años, en Miguelturra (Ciudad Real) el 30 de julio de 1936. Sus reliquias se veneran en Sevilla.
19.- Justo Vicente Martínez, profeso estudiante
Nació en Villanázar, diócesis de Astorga y provincia de Zamora, hijo de Evaristo y Felipa, el 17 de octubre de 1913; bautizado el 19. Recibió la confirmación en Mózar el 25 de mayo de 1926. Estudió un tiempo en la preceptoría de la «Virgen del Campo», en el pueblo de Rosinos de Vidriales (Zamora). El 18 de octubre de 1928 se encontraba ya en la escuela apostólica de Almagro. Por medio de una frecuente correspondencia, que mantuvo con sus padres y hermanos, se advierte en él un progreso en la consolidación de la vocación religiosa, que le llevó a vestir con gran alegría el hábito, el 30 de septiembre de 1930. Se mostraba dispuesto a hacer la profesión para el mes de octubre de 1931. Profesó el 10 de enero de 1932. Renovó su profesión el 10 de enero de 1935, hasta cumplir con el servicio militar.
Hizo la profesión solemne el 30 de abril de 1936. Durante el noviciado vivió con serena preocupación la proclamación de la Segunda República Española y, especialmente, la persecución religiosa desatada en algunos lugares en el mes de mayo de 1931. Realizó cinco cursos académicos en Almagro, el último de los cuales fue el de 1935-1936. Murió asesinado, a los 22 años, en Miguelturra (Ciudad Real), el 30 de julio de 1936. Sus reliquias se veneran en Sevilla.
20.- Mateo (Santiago) de Prado Fernández, hermano cooperador
Nació en la Mata de Monteagudo, diócesis y provincia de León, el 25 de julio de 1906. Recibió el nombre de Santiago. Fue bautizado el 29. Era hijo de Higinio y Francisca. En su pueblo natal, enclavado en la falda de la montaña de «Peñacorada» y a pocos metros de un renombrado santuario mariano, bajo la advocación de «Nuestra Señora de la Velilla», punto de referencia para los devotos de toda la comarca, fue creciendo Santiago, en piedad y letras elementales. En el bello retablo de este santuario contemplaba desde niño la imagen de Santo Domingo de Guzmán.
Se dedicó, como prácticamente todas las familias del pueblo, al cultivo de los campos y cuidado de los ganados. Lo recordaban muy sociable y alegre, marcadamente inclinado a la piedad. Se ofreció, hacia 1932-1933, para ir a Toledo y hacer de «limosnero» a favor de un convento de capuchinas, en cuya comunidad estaba una religiosa de su pueblo. En Toledo debió pasar un año y, desde allí, entró en contacto con los dominicos de Almagro. Fue asiduo en el trabajo, constante en la obediencia y pleno de espíritu religioso, de modo que lo estimaban todos. Tomó el hábito para hermano cooperador en Almagro, el 7 de octubre de 1934, de manos del propio Maestro de la Orden, fray Martin S. Gillet, y recibió entonces el nombre de «Mateo». Realizó la profesión temporal al año siguiente, el 15 de octubre de 1935. Murió asesinado, a los 30 años, en Miguelturra (Ciudad Real) el 30 de julio de 1936.Sus reliquias pueden venerarse en Sevilla.
II. Mártires de Almería
21.- Juan Aguilar Donis, sacerdote
Nació en Amusco de Campos, provincia y diócesis de Palencia, el 1 de junio de 1886, hijo de Cándido e Hipólita. Recibió el bautismo el 6 de junio y fue confirmado por el obispo de Palencia Juan Lozano Torreira, el 28 de mayo de 1888. Se inició en las primeras letras en el pueblo natal y pasó después al colegio de jesuitas, en Carrión de los Condes (Palencia). A los 14 años ingresó en el colegio apostólico dominicano de Zafra (Badajoz), donde completó las humanidades. En Zafra tomó el hábito el 6 de octubre de 1901. Profesó el 12 de octubre de 1902. Tuvo dos hermanos dominicos, fray Ángel (nacido en 1877), y fray Eduardo (nacido en 1891) pertenecientes a la Provincia de España. En el mismo convento de Zafra hizo los dos primeros años de naturales y filosofía.
Pasó después a Almagro. Tuvo en este año como profesor al conocido sociólogo Pedro Gerard. Recibió como primer destino el convento de santo Domingo de Jerez de la Frontera. Destacaban su buen espíritu y especial disposición para la pintura y la música. En 1924, lo destinaron a Almagro en calidad de profesor de humanidades y, entre otras asignaturas, enseñó música y dibujo. Formó un coro musical, y recuerdan que pintó diferentes cuadros, que fueron pasto de las llamas en la persecución religiosa de 1936. En abril de 1930 visitó Sevilla y describía de manera especial la Exposición Iberoamericana de 1929. En octubre de 1933 fue destinado nuevamente a Almería. Tuvo a su cargo, efectivamente, la economía conventual y la música.
Sufrió una despiadada persecución a partir de finales de julio de 1936, en que la comunidad se vio obligada a abandonar el convento de Almería. Estuvo refugiado hasta el 26 de agosto. En esta fecha fue detenido y detuvieron también a quien le dio hospitalidad, a su esposa e hijo. Permaneció durante varios días en la comisaría de policía de la ciudad de Almería, sometido a tremendas torturas, tanto dentro como fuera de ella. En la noche del 2 al 3 de septiembre de 1936 lo sacaron de la comisaría y lo llevaron al lugar denominado La Lagarta o Pozos de Tabernas (Almería), donde lo asesinaron, a los 50 años. Exhumaron el cadáver el 21 de febrero de 1941. Sus reliquias reposan en la bóveda de los frailes dominicos, en el cementerio de Almería.
22.- Tomás Morales Morales, sacerdote
Nació el 12 de julio de 1907 y el mismo día fue bautizado en la iglesia de Carrizal, diócesis de Canarias, provincia de las Palmas de Gran Canaria y municipio de Ingenio. Sus padres fueron José Morales Rodríguez y Andrea Morales Alemán. Tuvieron nueve hijos. En su iglesia parroquial recibió asimismo la confirmación el 20 de febrero de 1910, de manos del Prelado diocesano Adolfo Pérez Muñoz. Hizo los primeros estudios en el pueblo natal, en una escuela mixta. En noviembre de 1920, a los 13 años, llegó a Cádiz para dirigirse desde allí al convento dominicano de Almagro.
Tomó el hábito el 3 de octubre de 1923. Profesó el 8 de octubre de 1924. Por las calificaciones obtenidas en todos los cursos se comprueba que siguió los estudios con gran aprovechamiento. Puede recordarse como profesor el nombre de fray Francisco Barbado, más tarde Obispo de Salamanca y Padre en el Concilio Vaticano II. En el curso 1932-1933 el nuevo beato impartió tres clases de griego semanales. Desde el 29 de marzo de 1931 era ya sacerdote. Celebró la primera misa en Almagro el 7 de abril de 1931, pocos días antes de la proclamación de la Segunda República Española. En 1933 estaba destinado en la comunidad de Santo Domingo de Almería. Dio clases de griego y hebrero y animaba grupos de Acción Católica. Reiteradas veces manifestó su seguridad en la asistencia del Espíritu Santo en tal Trance del martirio y la alegría y conformidad con que aceptaría tal evento.
Salió del convento el 21 de julio de 1936 con el beato Fernando Grund. Buscaron y hallaron refugio en dos familias amigas, pero fueron detenidos el 23 de julio y llevados a la prisión provincial. El 10 de agosto los llevaron al barco «Astoy-Mendi», de donde los sacaron para darles muerte en la noche del 30 al 31 de agosto, con los Obispos beatos Diego Ventaja y Manuel Medina, de Almería y Guadix, respectivamente. Murieron en el Pozo de La Lagarta, en el término municipal de Tabernas (Almería). Fueron exhumados los cadáveres y se identificaron el 20 de febrero de 1941. Sus reliquias reposan en la bóveda de los frailes dominicos, en el cementerio de Almería. Murió a los 29 años.
23.- Fernando Grund Jiménez, sacerdote
Nació en Málaga, el 14 de febrero de 1907, hijo de Luis y de Antolina. Recibió el bautismo en la iglesia parroquial del Sagrario, de la Catedral de Málaga, el 23 de febrero de 1907. Cursó sus primeros estudios en el colegio de Sagrado Corazón de Jesús, de la Compañía de Jesús. Después hizo el bachillerato en el liceo dirigido por Don Buenaventura Barranco Bosch, donde algunos años antes había estudiado también el premio Nobel de literatura Vicente Aleixandre. Tuvo contacto con las dominicas contemplativas de Málaga. Tomó el hábito en Almagro el 4 de octubre de 1924y profesó al año siguiente, el 4 de octubre de 1925, entre otros, con el beato Pedro López Delgado.
El 14 de mayo de 1931 fue aprobado por el consejo para recibir la ordenación de presbítero. En 1933 estaba en el convento de Santo Domingo de Almería. Ponderaban sus buenas dotes de orador e inclinación a trabajar en el campo social. Destacaron en él gran afabilidad en el hablar, candor de vida y caridad fraterna. En Almería se dedicó con ahínco al trabajo de la predicación, con las características de sencilla, ferviente y graciosa. Salió del convento el 21 de julio de 1936, junto con el beato Tomás Morales, la detención fue el 23 de julio, trasladado al barco «Astoy-Mendi» el 10 de agosto, del que lo sacaron para darles muerte en la noche del 30 al 31 de agosto de 1936. Murieron en el Pozo de La Lagarta, en el término municipal de Tabernas (Almería). Fueron exhumados los cadáveres y se identificaron el 20 de febrero de 1941. Sus reliquias reposan en la bóveda de los frailes dominicos, en el cementerio de Almería. Le dieron muerte a los 29 años de edad.
24.-Fernando de Pablos Fernández, hermano cooperador
Nació en Valcuende, provincia y diócesis de León, el 6 de abril de 1876. Era hijo de Nicolás, de Valcuende y de Ángela, de Tejerina. Fue bautizado el 8 de abril de 1876. Recibió el sacramento de la confirmación en Guardo (Palencia), de manos del Obispo de Palencia Juan Lozano Torreira, el 21 de septiembre de 1879. Entre los suyos quedó noticia de que, de niño, realizó estudios en la preceptoría y escuela de latinidad de Morgovejo. Murió su madre cuando tenía 12 años y su padre cuando contaba 21. Cursó la carrera de magisterio de instrucción primaria. Ejerció por un tiempo como maestro en el pueblo de Calaveras de Arriba, muy cerca de Valcuende. Se encaminó al colegio dominicano de Cuevas de Vera, en la provincia de Almería donde, desde 1893, abría sus puertas un centro prestigioso, que ocupaba un antiguo convento de franciscanos. De entre los alumnos 46 se beneficiaban de la enseñanza gratuita, aunque no tenían subvención de ningún tipo, sino que el centro se mantenía gracias al trabajo de los religiosos.
Se incorporó a la comunidad en calidad de «donado», o terciario familiar, e impartió clases en el colegio. El 4 de agosto de 1901, en el convento de Nuestra Señora del Carmen, de la mencionada ciudad de Cuevas, fue admitido para tomar el hábito de la Orden en calidad de terciario cooperado. Lo animaron para una mayor integración en la Orden y así, el 2 de noviembre, esta vez de 1903, el consejo conventual de Zafra (Badajoz) lo aprobó por unanimidad para ingresar en el noviciado, en calidad de hermano cooperador. Transcurrido un año de noviciado y ya en Almagro, profesó el 20 de noviembre de 1904. Estuvo en el convento de Cádiz, en el que se le encomendó la atención a la iglesia. En la Relación del Prior provincial fray Jacinto Figueira, de 21 de marzo de 1905, lo situaba en Almagro. Ejerció la actividad docente y de acompañamiento entre los alumnos de la colegiatura apostólica. Regentó, igualmente, la «Tipografía del Rosario», establecida en el convento. En las Actas del capítulo provincial de 1940 se escribe que, aunque tenía una formación suficiente y era apto para los estudios superiores, prefirió integrarse entre el grupo de los hermanos cooperadores. En él llevó un género humilde de vida, de mansedumbre y de obediencia. Cumplió fielmente los oficios que le encomendaron. En 1946 fray Virginio Villar lo presentaba como modelo de hermanos cooperadores y catequista. En 1923 fue asignado, hasta su muerte, al convento de Almería.
Como el resto de la comunidad de Almería tuvo que abandonar el convento el 21 de julio de 1936 y se hospedó en el «Hotel Central». Lo detuvieron a los seis días, el 27 de julio de 1936. Estuvo en prisión en la comisaría de Almería, en la cárcel establecida en el convento de las Adoratrices, y después en el barco «Astoy-Mendi». Fue fusilado, a los 60 años, en la noche del 10 al 11 de septiembre, a las puertas del cementerio de Almería y enterrado en una fosa común. Sus reliquias no han podido identificarse.
25.- Luis María (Ceferino) Fernández Martínez, hermano cooperador
Nació en Villanueva de la Nía, hoy provincia y diócesis de Santander y entonces diócesis de Burgos, el 26 de agosto de 1886. Fue bautizado el 28. Fueron sus padres Antonio, natural de Villanueva de la Nía, y Agustina, nacida en la Aldea de Ebro. Estuvo en los hermanos de las Escuelas Cristianas, seguramente sin pasar de postulante en de Bujedo (Burgos). En 1905 se dirigió al convento de Almagro y pidió formalmente el ingreso en la vida religiosa, en calidad de hermano cooperador. El 23 de julio de este año 1905 tomó el hábito, en calidad de «donado», terciario familiar. Cambió entonces el nombre de bautismo, que era el de Ceferino, por el de Luis María. Tras pasar dos años y cerca de cinco meses en el convento como donado, fue examinado para comenzar el noviciado como hermano cooperador. El consejo conventual de Almagro lo aprobó en la sesión del 10 de diciembre de 1907.
Verificó la profesión el 27 de diciembre de 1908. Muy pronto se acordaron del Siervo de Dios para enviarlo a Cuba, al convento de San Juan de Letrán, donde había una comunidad de doce religiosos. Fray Luis María prestaba sus servicios en la parroquia del Vedado. Su estancia en el convento de San Juan de Letrán fue larga. Aquí continuaba en 1921. En 1921 recibió asignación para el convento de Santo Domingo de Puebla de los Ángeles, en México. Tuvo a su cargo el cuidado de la iglesia. Era activísimo, no descansaba un momento. La virtud que más destacaba en él fue la pobreza.
Cuando la persecución de Calles, que ya comenzó siendo Ministro de la Guerra, teniendo los Padres que esconderse y decir misa en Oratorios particulares, él fue quien mantuvo abierta la puerta de la iglesia. Estuvo en México hasta el 10 de mayo de 1934, en que pasó a Almería. Abandonó el convento, y lo hizo el 22 de julio de 1936. Fue detenido el 27 de julio de 1927 y lo llevaron a la prisión establecida en el convento de las Adoratrices y, a los quince días, lo internaron en el arco «Astoy Mendi». Fue asesinado, a los 50 años, el 19 de octubre de 1936, al parecer a las puertas del cementerio de Almería, y arrojado su cadáver a una fosa común. Sus reliquias no han podido identificarse.
26.- Fructuoso Pérez Márquez, seglar dominico
Nació en la ciudad de Almería el 9 de febrero de 1884, fue ferviente dominico seglar. Su padre, Francisco Pérez Aznar, era Escribano, de 32 años, natural de Antas (Almería). Su madre, María, Josefa Márquez, de Cuevas del Almanzora (Almería). Recibió el bautismo en la parroquia de San Pedro Apóstol de la ciudad natal, el 13 de febrero del mismo año 1884. Realizados los estudios primarios entró en el seminario diocesano. Salió al morir su padre. Pasó después a Valparaíso (Chile), donde vivía un tío suyo. Volvió después a España. El 20 de diciembre de 1911, a los 27 años, contrajo matrimonio con María Barceló Toro, de 24 años, natural de Almería. Tuvieron cuatro hijos, una de ellas religiosa de la Congregación de las Adoratrices. Procuraron darles una esmerada formación en el colegio de las Hijas de la Caridad. Los varones, una vez hecha la primera comunión pasaron al colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En el hogar se rezaba el rosario todos los días y se leía con relativa frecuencia el santoral del «año cristiano».
Poco después de la vuelta de Chile, en 1908, el nuevo beato comenzó a trabajar en el periódico almeriense «La Independencia», que había comenzado a publicarse un año antes. Fue corresponsal en Almería de «Prensa Asociada», fundada en 1908. Facilitaba informaciones a los periódicos madrileños: El Correo Español, El Siglo Futuro, El Universo, El Debate y algunos otros. Fue director de «La Independencia» y compartió la propiedad de este periódico, que se subtitulaba «Diario Católico». Era ya Director del periódico en 1922. Formó también parte de la «Liga contra la Pública Inmoralidad». A partir de los artículos «conservados e identificados», los Censores Teólogos ratificaron la ortodoxia de su doctrina y que en ellos exponía la doctrina de la Iglesia, muy especialmente en materia social. En su opinión manifiesta una fe firme en Dios y se confesaba hijo de la Iglesia con todas las consecuencias.
No le resultó fácil su labor periodística. Fue denunciado, procesado y hasta encarcelado. Sus escritos aparecen divididos en las secciones de: I.- «Temas religiosos»; II.- «Temas en defensa de la Iglesia y sus instituciones»; III.- «Temas en defensa del sacerdocio y religiosos»; IV.- «Temas en defensa de la moral»; V.- «Miscelánea. Temas de Cultura, Instituciones Benéficas, Patrióticos-Religiosos, etc.». En su casa todas las personas mayores eran Terciarias dominicas, escribió su hijo: mi padre, mi madre, mi tía, y las dos muchachas. Una de ellas, María Carretero, se hizo dominica de clausura; creo que en el convento de Zafra y, luego, en uno de Barcelona. Fue un ferviente católico, defensor valiente de la verdad, sin respetos humanos, a riesgo de todo, era afable, caritativo, vivía la fe. Era simpático, sencillo, ejemplarísimo, al servicio de la Iglesia siempre. Era un santo, le gustaba hablar con los pobres, inmejorable, educado, muy religioso, bondadoso, y de buen carácter.
Fue detenido en su domicilio el 26 de julio de 1936, lo llevaron a la comisaría y de allí a la prisión improvisada en el convento de las religiosas Adoratrices. El 3 de agosto lo trasladaron al barco «Segarra», hasta el 15. Lo ejecutaron en la madrugada de dicho día en la playa la Garrofa, cerca de Almería. Contaba 52 años. Arrojaron el cadáver al mar, con los de otros fusilados. Devueltos tiempos después por el oleaje, los enterraron en la misma playa. Después de la guerra trasladaron los restos de todos, sin identificar, al cementerio de Almería. No se han identificado sus reliquias.
III. Mártir de Huéscar (Diócesis de Guadix)
27.- Sor Ascensión de San José (Isabel Ascensión Sánchez Romero), monja dominica
Nació el 9 de mayo de 1861 y fue bautizada el día 12, en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Huéscar, perteneciente entonces al arzobispado de Toledo y provincia de Granada. Recibió el nombre de Isabel Ascensión. Sus padres se llamarón Andrés y Josefa. Andrés procedía de Chirivel (Almería) y Josefa de Oria. Poseían una casa de campo o «cortijo», entre las poblaciones de Huéscar y Orce (Granada). Se trataba de una familia de labradores acomodados, muy buenos cristianos, que dieron a sus ocho hijos, tres varones y cinco mujeres, una esmerada educación, especialmente religiosa. La beata fue la penúltima de todos ellos. Al medio año de recibir el bautismo recibió, asimismo, la confirmación el 11 de noviembre de 1861, en la iglesia parroquial de Santa María, en la villa de Orce.
Pudo empezar su noviciado en el convento dominicano de Huéscar hacia mayo de 1884, en cuyo mes cumplía 23 años de edad. Desde la toma de hábito, a sus nombres de bautismo Isabel Ascensión, añadió el de «San José». De este modo se escribirá su nombre en lo sucesivo, aunque familiarmente y, para abreviar, la llamaron corrientemente «Sor San José». Las hermanas de obediencia, como era el caso de la nueva beata, en lugar del Oficio divino, debían saber aquello que tenían que recitar. Todas tenían que aprender algún tipo de trabajo y ocuparse en él. Profesó a principios de octubre de 1885.
Para historiar la vida de Sor Isabel Ascensión de San José en el convento, la fuente de que se dispone es una «biografía» de Sor Concepción Martínez Navas. Afirma que ingresó y vivió como «religiosa de obediencia». Esto significaba que no seguía en todo a la comunidad, es decir, en lo referente a toda la celebración coral. Fue servicial para con todas, amable, paciente, equilibrada, juvenil, humilde, sufrida, solidaria, muy sencilla, muy alegre y amena. Le gustaba estar con las jóvenes, su vida entera se fue desenvolviendo en un ambiente de sencillez infantil e inocencia que encantaba a todas. Nunca cansaba su presencia y compañía. No se hacía pesada; por el contrario, si no estaba ella la echaban de menos.
Hallaba su fuerza en la presencia de Dios, expresamente mediante el rezo del rosario, que lo hacía con todo respeto. Muchos años fue Tornera por su prudencia y silencio. En los escrúpulos que sufrió manifestaba una conformidad absoluta a la disposición del superior y un camino de paz envidiable. Fue siempre sumisa como una niña. Sufrió la enfermedad con gran paciencia y hasta alegría, ocultando siempre que tenía que soportar a veces llagas que le iban de los pies a la cabeza. Sufría con grandísima paciencia y amor. Conservaba en su corazón lo que oía en las pláticas y las lecturas.
Las religiosas se vieron obligadas a abandonar el convento el 4 de agosto de 1936. Se repartieron entre familiares y personas caritativas. El convento fue saqueado. La nueva beata fue acogida en casa de una sobrina, llamada Ascensión Reche, esposa de Alfredo Motos. Su priora continuó atendiéndola. La persecución se recrudeció en Huéscar a principios de febrero de 1937.
Fue apresada el 16 de febrero, porque los perseguidores juzgaron suficiente delito el que llevara un crucifijo al cuello. Estaba próxima a cumplir 76 años. En los calabozos del ayuntamiento sus perseguidores se empeñaron en «oírla blasfemar». No lo consiguieron, aun a costa de machacarla el cráneo. Recibió la corona del martirio en las primeras horas del 17 de febrero de 1937. Sus reliquias permanecieron inhumadas en el lugar del enterramiento del cementerio de Huéscar. Se trasladaron, después, a un nicho cedido por el ayuntamiento el 6 de diciembre e de 1958. El traslado al cementerio monástico dominicano de Huéscar se verificó el 25 de mayo de 1973. Sus reliquias se veneran en el monasterio de Baza.