Conocido como el Santo Cura de Ars, fue un presbítero francés proclamado patrono de los sacerdotes católicos, especialmente de los que tienen cura de almas.
Es impresionante su heroico servicio de confesionario, porque este humilde sacerdote confesaba más de diez horas al día comiendo poco y dedicando al descanso apenas unas horas, logrando provocar una especie de revolución espiritual en Francia y fuera de ella, por la cantidad de personas que pasaban por Ars y se arrodillaban en el confesionario. Fue canonizado por Pío XI el 31 de mayo de 1925.