Ante el mal y la dificultad nuestra respuesta ha de ser siempre evangélica.
 
Busquemos ante todo la verdad para ser mujeres y hombres creyentes que aceptamos los devenires de la vida con serenidad, rebosando esperanza y contagiándola a los demás.
 
Llamadas a aceptar a Dios como Verdad, vivamos una vida injertada en Cristo. Edith Stein vivió en las manos del Señor y con ese mismo espíritu estaba abandonada a la gracia divina y madurando su fe.
El padre Vito T. Gómez, historiador dominico, nos acerca a la figura de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), filósofa, religiosa carmelita, mártir de Auschwitz y copatrona de Europa.
 
Nacida y educada en la religión judía, después de haber enseñado filosofía durante algunos años entre grandes dificultades, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo, gracia que afianzó mediante su consagración en la Orden de Carmelitas Descalzas; hasta que, en tiempos hostiles a la fe y la dignidad del ser humano, fue encarcelada lejos de su tierra natal, y en el campo de exterminio de Auschwitz, cercano a Cracovia (Polonia ), murió en la cámara de gas el año 1942.

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