«Fiesta de San Lorenzo, Diácono y Mártir»
El Evangelio (Juan 12, 24-26) nos dice clamente que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. Nos exhorta a Dar la vida por amor, donde radica nuestra felicidad diaria y eterna.
Para ser sobrenaturalmente eficaces, y fecundos, debemos morir a nosotros mismos, olvidándonos de nuestras comodidades y de como lo hizo San Lorenzo, y nos identificaremos con Jesucristo, y daremos mucho fruto
Un poco de historia: El Papa Sixto II fue decapitado en el año 258 durante la persecución de Valeriano. Lorenzo, era uno de sus diáconos que se salvó temporalmente porque estaba a cargo de los bienes de la Iglesia: le dieron cuatro días para traerlos. Él distribuyó esos bienes a los pobres. Una vez transcurrido el plazo, se presentó ante el magistrado acompañado de pobres y enfermos. “Estas son las riquezas de la Iglesia”, dijo. Los pobres y los enfermos son un tesoro. Hay una misteriosa presencia de Dios en sus sufrimientos. Se asocian especialmente a la cruz de Jesús.
A través del trabajo diario hecho santo, el bautizado une la creación con la redención. Trabajando damos la vida por amor y somos felices.