Es una maravillosa providencia que, en esta memoria de la presentación de María en el Templo, la liturgia nos ofrezca como primera lectura una perícopa del capítulo 14 del libro de Apocalipsis, versículos del salmo 23 y el evangelio donde Jesús alaba la actitud de esa viuda que echó al cepillo todo lo que tenía para vivir.
Maravillosa providencia porque esta memoria que tiene sus orígenes en una narración de los evangelios apócrifos, resalta justamente los que los textos de la Escritura contienen como uno de los mensajes de este día. María, “la llena de gracia” fue creada sin pecado original, es decir desde que empezó a existir, estaba llena de Dios mismo. Era el Espíritu el que inspiraba todos sus actos y al que ella aprendió a rendirle el homenaje de la obediencia de su fe desde la más tierna edad. Ella llevaba el Nombre de Dios grabado en su frente (inteligencia) y en su corazón (voluntad). A ella se le regaló la posibilidad de cantar el canto nuevo de la armonía recobrada en las relaciones con Dios, con los hermanos, con la naturaleza, con ella misma. Ella es la que según la Tradición subió al Templo santo y vivió en el recinto sagrado. Y sabemos también que es la que entregó a Dios “todo lo que tenía para vivir”. Le entregó el propósito de su virginidad y recibió el don de la maternidad, entregó a su pequeñín a los pastores y a los magos, finalmente al pie de la cruz entregó su Hijo al proyecto del Padre y recibió el ser Madre de todos los hombres y de la Iglesia. ¡Entregarnos del todo para recibir al TODO! ¡Es nuestro desafió, nuestra vocación más sublime!
¡Cómo no recurrir a ella en este día, nosotros que experimentamos dentro y fuera de nosotros tantas desarmonías propias y ajenas, tantas mezquindades o tibiezas en nuestras entregas cotidianas! ¡Sí, hoy me invito y los invito a ponernos en manos de la Niña María para que ella presente al Señor nuestras vidas y logre para cada uno la gracia de crecer en la armonía interior y con las que nos rodean y de crecer en generosidad!
Sor Mª Luisa Navarro, op
Monasterio de la Stma. Trinidad y Santa Lucía
Orihuela (Alicante)