Los dones son irrevocables (Rm.11,29.)
Los dones son un regalo, son semillas. Muchas veces no somos conscientes de los dones que tenemos y el otro (nuestro prójimo) nos revela el propio don. Verdaderamente cuando Dios nos da un don, permanece en la vida de la persona. Aquí la palabra don, hace alusión a un regalo por parte de Dios. El don es todo lo bueno y bello que Dios pone en cada uno de nosotros, para regalarlo a los demás.
«El sentido de la vida es encontrar tu don y el propósito de la vida es un regalo». Es importante poner al servicio de los otros los dones que tenemos. Y también, por el hecho de dedicar tiempo a encontrarlos, uno los percibe en las otras personas, más que en uno mismo; porque uno no está acostumbrado a verse así mismo sino en el reflejo de los demás. Al igual que vemos más los defectos de las otras personas, pues muchas veces también vemos los dones de los demás y al descubrirlos nos damos cuenta de los dones especiales que tenemos.
Dice Luis María Mendizabal JS: “ A cada uno de nosotros Jesus se nos manifiesta con su matiz especial, a cada uno de nosotros con su intimidad especial, a cada uno con sus dones, gracias, actitudes. Y ese Jesús es el q uno vive, no es creación subjetiva mía ni producto de mi imaginación, sino ese Jesus auténtico que se me da a conocer personalmente”
Los Dones son semillas en «modo germen» que tenemos desde que fuimos concebidos; nuestra labor a lo largo de la vida es irlos descubriéndolos y hacer que germinen, cultivándolos con los nutrientes necesarios para que se conviertan en la planta que están llamados a Ser. Cada uno encontramos la manera de hacerlo, a través de la oración, despejando de piedras el camino que conduce al pozo de agua Viva que hay en nosotros, saliendo al Encuentro de los demás.
Mil formas, cada una diferente y única; solo tenemos que estar atentos a las mociones que se alumbran desde el corazón, poniendo en juego los dones/talentos que Dios nos ha dado: intelecto, cerebro, emociones y sentimientos. Lo que nos lleva a apostar por la vida, a decir SI…
SI, a la Vida vivida con consciencia, en plenitud y con alegría.
SI, al otro en mi Vida, cuando me gusta y cuando me disgusta profundamente.
SI, al Amor Incondicional, a la Esperanza y al Creer Irracionalmente en el Presente.
SI, a que Dios sea el Pilar y Fundamento de mi Vida,
a que hunda sus raíces cada vez más en lo profundo del Ser Alumbrado.
SI, a la vulnerabilidad y a la fragilidad propia y ajena.
SI, a la incertidumbre, a la Rendición en la oscuridad y en la Luz.
SI, a la Revelación de Dios en mi Vida.
SI, A DIOS.