El 19 de marzo conmemoramos el día de San José, patrono de la Iglesia y modelo de paternidad espiritual, cuya figura trasciende el tiempo como el sostén de la Sagrada Familia. En su humildad, San José refleja la grandeza del amor divino, siendo un faro de inspiración para todos los creyentes. Es un ejemplo vivo de paternidad y humildad, siendo reconocido como el patrono de la Iglesia universal.
Su vida está impregnada de un servicio silencioso y una devoción inquebrantable, ejemplificando su papel como custodio de Jesucristo y la Virgen María. A través de su obediencia, humildad y confianza en la voluntad divina, nos enseña valiosas lecciones espirituales que trascienden épocas.
El nombre José, que significa «Dios me ayuda», revela la profunda conexión de este santo con la divinidad. Aunque los detalles históricos sobre su vida son limitados a lo que nos narran San Mateo y San Lucas en el Evangelio, su mayor honor reside en el hecho de que Dios le confió sus dos más preciados tesoros: Jesús y María.
Que el ejemplo luminoso de San José ilumine nuestro camino espiritual hacia Dios, guiándonos con su sabiduría y amor paternal. En este día especial, recordemos su legado y renovemos nuestra devoción hacia él como intercesor ante el Altísimo. Que su vida nos inspire a seguir su ejemplo de fidelidad, entrega y confianza en la providencia divina.