El Santo Padre Francisco había escrito: “Me alegra pensar que el año 2024, pueda dedicarse a una gran “sinfonía” de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo”.
Santo Domingo de Guzmán es conocido no solo por su incansable labor evangelizadora, sino también por su ferviente devoción y oración, que es una manifestación profunda de su espiritualidad y de su amor por Dios y la Virgen María. También, es una oración de intercesión, pidiendo a Dios que concediera a sus seguidores el don de la predicación y la sabiduría para guiar a los fieles. Este enfoque en la predicación y la enseñanza refleja el carisma de los dominicos, quienes han dejado una huella perdurable en la historia de la Iglesia.
Su oración es un testimonio de su vida dedicada a la propagación del Evangelio y a la devoción mariana, que sigue inspirando a los fieles hoy en día. Se caracteriza por su profundidad espiritual, reflejando tanto su devoción personal como su misión evangelizadora.
Un aspecto clave de su oración es la intercesión: pedía a Dios no solo por sus necesidades personales, sino también por la misión de la Iglesia y el bienestar espiritual de todos los seres humanos, solicitando dones como la sabiduría, la fortaleza y el celo apostólico, esenciales para la predicación.
El enfoque en la predicación y la enseñanza es una característica distintiva de la oración de Santo Domingo, donde reflejaba su deseo de difundir el Evangelio y combatir las herejías a través de la instrucción y la conversión. Este espíritu evangelizador es su legado perdurable.
La oración de Domingo se caracterizaba por su simplicidad y accesibilidad, permitiendo que cualquier fiel pudiera participar en ella. Al mismo tiempo, su profundidad espiritual ofrecía una rica experiencia de comunión con Dios.
Su oración es, en esencia, una combinación de devoción mariana, contemplación de los misterios divinos, intercesión ferviente, y un espíritu evangelizador. Estas características reflejan su vida dedicada a Dios y su misión de llevar la luz del Evangelio a todos los rincones del mundo.