Sor María Angelina Casas, OP
Monasterio de Santa Catalina de Siena – Paterna
Entrevistador: Aquí estamos con una de las hermanas del Monasterio de Santa Catalina de Paterna, que nos va a hablar de su testimonio de vida religiosa. Buenas tardes.
Hermana María Angelina: Buenas tardes.
Entrevistador: ¿Cuál es tu nombre?
Hermana María Angelina: Soy María Angelina Casas.
Entrevistador: ¿Y cuántos años llevas en la vida religiosa?
Hermana María Angelina: Desde los 54. Pues 70, más o menos.
Entrevistador: ¿Cómo conociste la vida religiosa?
Hermana María Angelina: Yo solía bordar y, cuando hablábamos de monjas, siempre decía que no tenía vocación. Sin embargo, si alguna vez decidiera ser monja, preferiría ser de clausura. Las otras no me gustaban. Pero, aun así, no me veía como monja y seguía con mis actividades, como bailar sardanas.
Después, fui a hacer ejercicios espirituales y asistí a unas conferencias sobre la vocación. Eso me hizo pensar en la posibilidad de entrar a la vida religiosa. También tuve una amiga que se casaba y, mientras ella me enseñaba todo con ilusión, yo me preguntaba si realmente quería casarme y quedarme con un hombre toda la vida. Me di cuenta de que eso no era para mí.
Hablé con mi madre sobre la posibilidad de ser monja de clausura. Ella tenía dudas, pero me apoyó. Mi padre también me apoyó, pidiéndome que me lo pensara bien antes de tomar la decisión. Con el apoyo de mi familia, comencé a explorar esta posibilidad.
Entrevistador: ¿Cómo conociste la vida dominicana?
Hermana María Angelina: No conocía a nadie en particular. Vi un documento sobre la clausura y contacté con ellos. También consideré a los Hermanitos de los Pobres, pero no me gustó. Decidí que la clausura era lo que realmente me atraía.
Ingresé en un convento en Vic, Barcelona, de las monjas de Santa Clara. El convento era antiguo y había pasado por la guerra, pero a mí me hacía feliz. Mi familia me apoyó, aunque mi hermana lloraba porque nos acabábamos de mudar a una casa nueva y yo me iba a un lugar que no tenía nada.
Entrevistador: ¿Dónde más has estado?
Hermana María Angelina: Después de que mi madre murió, fui destinada a Girona, donde estuve 17 años. Luego volví a Vic por un año y finalmente me trasladaron a Torrente. Desde allí, llegué a Paterna, donde estoy ahora.
Entrevistador: ¿Qué es lo que más te ha gustado de la vida religiosa?
Hermana María Angelina: He tenido tiempos buenos y malos. Trabajé mucho y disfruté esa etapa. Siempre he trabajado como procuradora en todos los lugares donde he estado.
Entrevistador: ¿Y qué ha sido lo más difícil?
Hermana María Angelina: Quizás el noviciado en Vic, porque era un ambiente muy cerrado y estricto. Pero en general, he sido feliz en todos los lugares. Girona fue especialmente bueno para mí, y aquí en Paterna estoy muy contenta.
Entrevistador: ¿Algún mensaje que quieras compartir?
Hermana María Angelina: La vida tiene momentos buenos y malos, en todas partes. Es importante encontrar equilibrio entre el trabajo y la oración. En Girona, llevaba las dos contabilidades y también conducía para buscar al sacerdote para la misa. Fue un cambio significativo y me encontré muy bien allí. En Torrente, aunque la vida era diferente, también fui muy feliz.
Entrevistador: ¿Y cómo es tu vida ahora?
Hermana María Angelina: Ahora estoy muy bien. Paso mucho tiempo en el coro, y aunque hay días mejores y peores, estoy muy contenta. Me cuidan muy bien en la enfermería y estoy muy agradecida por ello.