La venida del Salvador, el Mesías, el Emmanuel, Dios-con-nosotros, es la gran noticia, la mejor noticia que se nos puede dar a los hombres, éste es el fundamento de nuestra alegría.

Ya muy cercano Emmanuel, el día 17 de diciembre, en la Liturgia, comenzamos a cantar las antífonas de la O, que son exclamaciones, anhelos…, que los patriarcas y profetas ponían en boca del pueblo de Israel, para llamar al Mesías. Las cantamos con solemnidad, antes y después del Magníficat, el cántico de María, en la Hora de Vísperas. 

El día 24 de diciembre, cantamos también con solemnidad la Calenda, el anuncio solemne del Nacimiento de Jesucristo según la carne, suele ser antes de las primeras Vísperas del día 25.  Al final de este anuncio, en un silencio cargado de emoción, admiración, y agradecimiento, la comunidad, postrada o con inclinación de cabeza, adora al Verbo encarnado, pidiendo por todas las necesidades del mundo, haciendo nuestras las penas y alegrías de toda la Humanidad. Y Seguimos las Vísperas. Nuestra iglesia está siempre abierta para todo aquel que quiera asistir a las celebraciones litúrgicas y a orar

En el monasterio, hay nacimientos por todas partes, el más elaborado es el que está en la iglesia. Son como una forma de decirle a Jesús a María y a José, que sí tienen lugar para quedarse, que se borre aquella mala experiencia de ir pidiendo asilo de puerta en puerta, sin encontrar respuesta. Ahora y aquí, en la Tierra, tienen muchos lugares para quedarse. Al acogerlos con tanta alegría, ellos también están alegres, no son suposiciones, “El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta” Cfr Sofonías, 3,14-18. Y nos dan su mensaje: quieren estar con todos los hombres y también quieren que demos acogida a tantos que, como ellos, andan buscando cobijo para nacer, para descansar, para ser escuchados, para aliviar su falta de esperanza y su necesidad de sentirse queridos. 

Dios está con nosotros, el Reino ya está presente en nuestro mundo.

¡Gloria a Dios en el cielo y en la Tierra paz a los hombres!

Aseretlig, Navidad 2024

Calenda o Anuncio de la Navidad 24 de diciembre

Os anunciamos, hermanos, una buena noticia,

una gran alegría para todo el pueblo;

escuchadla con corazón gozoso.

Habían pasado miles y miles de años

desde que, al principio, Dios creó el Cielo y la Tierra

e hizo al hombre a su imagen y semejanza.

Cerca de dos mil años después de que Abrahán,

nuestro padre en la fe, dejó su patria;

mil doscientos cincuenta años después de que los israelitas,

guiados por Moisés, salieran de Egipto;

mil años después de la unción de David como rey;

setecientos años del destierro de los judíos a Babilonia;

en la noventa y cuatro Olimpiada;

en el año 752 de la fundación de Roma;

en el año 42 del imperio de Octavio Augusto,

mientras sobre toda la tierra reinaba la paz.

Hace 2024 años, en Belén de Judá,

en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada,

de María Virgen, esposa de José,

de la casa y familia de David,

nació Jesús, Dios eterno,

hijo del eterno Padre, y hombre verdadero,

llamado Mesías y Cristo,

que es el Salvador que los hombres esperaban.

Hermanos, alegraos,

haced fiesta y celebrad la mejor noticia

de toda la historia de la humanidad.

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