Comentario al Evangelio del Domingo de Ramos, ciclo C.

Así es como el pollino realiza su primer  paseo contento y feliz

 acompañando a su madre, la borrica sobre la que cabalga Jesús, se siente centro de todas las miradas y objeto de todas las aclamaciones pero los vítores no son para él, su vanidad es ilusoria  nadie se fija en él, nadie advierte su presencia y nadie o muy pocos lo recordarán  en el futuro, para la iconografía pasa desapercibido, los predicadores no lo mencionan solo Jesús había advertido su existencia y lo había escogido:

“Jesús mandó dos discípulos diciéndoles:

—«Id a la aldea de enfrente, encontrareis enseguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto».

Por eso su incipiente trote, sus patitas todavía vacilantes, manifiestan su euforia. ¡ha sido escogido!  

Cuántas veces a nosotros nos ocurre lo mismo, nos jactamos de algo que nadie advierte, que nadie le da la importancia de la que presumimos y es que somos un poco como el burrito presumido y con él podríamos recitar el salmo: “Señor, soy como un asno en tu presencia”.

Entre tanto el Maestro que  nunca quiso ser aclamado rey y “a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios”, desoye los gritos jubilosos con los que le vitorean pues conoce la  falsedad o cuanto menos la superficialidad del corazón humano pronto a cambiar un “bendito el que viene” por un “¡crucifícale!”.

Jesús no se vanagloria de los vítores, sino que se siente como Siervo de Yahvé, acorralado por una jauría de mastines. Los hosannas resultan ser la banda musical sobre la que se van deslizando la película de su ya iniciada pasión 

Jesús sobre el engalonado burra reza y llora…  Esto ocurrió para que sucediera lo que dijo el profeta:

«Decid a la hija de Sión:
«Mira a tu rey, que viene a ti,
humilde, montado en un asno,
en un pollino, hijo de acémila»».  

No seamos como el burrito que ignorante de la congoja de su Señor sigue su “marcha triunfal” y del cual ya nadie se acuerda. No seamos como un asno ante Él, sino que nuestra oración sea la respuesta a ese “el Señor lo necesita” 

Sor Áurea Sanjuán Miró, OP

PD.  Permitidme completar mi reflexión con la mi hermana de comunidad, Sor Isabel, que la entrecomillo por ser una copia literal.

Domingo de Ramos Isabel Clavel  

Hola a todos, os pido perdón por adelantado por la reflexión de hoy, creo que el humor nos viene bien a todos y aunque en este día a las puertas de la semana santa no parezca lo más apropiado perdonarme el atrevimiento, mañana os enviare todo el material que he ido preparando para que esta semana santa la vivamos de la mejor manera posible, pero vamos hoy a relajarnos un poco.

Recuerdo en mis años jóvenes de religiosa el bien que me hicieron las viñetas de José Luis Cortes. Bueno pues para el día de hoy, es decir el domingo de Ramos,  tiene una que me llamó profundamente la atención, Jesús subido a un borrico para que su entrada triunfal a Jerusalén fuese de la manera más humilde posible, pero he aquí que el burro se sintió el escogido y como era bueno y también quería ser humilde se pasó todo el recorrido repitiéndose así mismo: “Recuerda que no eres más que un…”, “recuerda que no eres más que un burro”.

Cuanto me hizo meditar el genial de Cortes, porque sí hermanos, el Señor nos escoge la mayoría de las veces, para que se haga patente su gracia en nosotros. Pero ¡hay de nosotros!, nos sentimos los escogidos. 

Al cabo de los años me topé con otro cuentecito que volvió a recordarme la viñeta (pobres burros), en este caso el burro que llevaba a Jesús, al ver que cuando el pasaba todos vitoreaban, aplaudían, le saludaban con palmas y echaban flores a su paso, olvidándose de a quien llevaba en sus lomos, pensaba que todo era por él, volvió a casa fuera de sí y contó a su madre, -Una burra sensata-, el reconocimiento que había tenido. La madre le invitó a que volviera a hacer el recorrido, esta vez él solo, así lo hizo el pobre pollino, y cuál fue su frustración al ver que nadie le hacía ni caso, cabizbajo regresó a su casa y se lo contó a su madre. ¡Nadie se acuerda ya de mí! Y su madre con cariño, le grabo la lección: Recuérdalo siempre hijo: Tú, sin Él, no eres nada.

Pues eso amigos, que esta semana nos ayude a recordar que, sin Él, no somos nada. 

Muy feliz semana Santa, pongamos a sus pies nuestras vidas, y agradezcamos con sinceridad que, aunque no seamos más que un burro… aquel que nos ha elegido, nos ama infinitamente.”Podéis encontrarlo en audio visitando el canal de Sor Isabel clavel:

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