Una carta de Mn. Fray Carlos Alfonso Azpiroz, OP., sobre la figura de Santa María Magdalena en la Orden de Predicadores.
Muy queridas hermanas:
Desde el lejano sur… (con frío) vaya un saludo fraterno «estrenando» esta «Fiesta» que de una u otra manera en la Orden ya se celebraba con tonos especiales al reconocer a Santa María Magdalena como «segunda patrona» de la Orden: Predicadora de Cristo Resucitado y -según Santo Tomás de Aquino- «Apóstol de los apóstoles» (asumiendo nuestro sabio hermano la tradición que le llegaba desde San Gregorio Magno y Rábano Mauro, a quien se llamó «primer maestro de Alemania»).
El Beato Humberto de Romans (Maestro de la Orden elegido en 1254 -a quien dicho Capítulo le encomendó la primera «ordenación» de la Liturgia o Propio de la Orden-) escribe»… No hay mujer en el mundo, después de la Bienaventurada Virgen María, a quien se le haya mostrado mayor veneración y se la crea con mayor gloria en el cielo».
De hecho en 1297, el Capítulo General de Venecia, ordenó a toda la Orden que Santa María Magdalena fuera celebrada «totum duplex» -según la jerarquía en las celebraciones litúrgicas propia del tiempo y de la Orden- ¡con la misma dignidad que se le reconocía al nacimiento de San Juan Bautista y a los Santos Pedro y Pablo!
Pero no les escribo, mis hermanas, para detenerme en datos históricos. De hecho la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en su decreto del pasado 3 de Junio (Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús) recoge datos de estos autores… para ilustrar el cambio litúrgico…
La Iglesia celebra ahora a Magdalena «testigo de la divina misericordia» como a los apóstoles (a quienes ella fue enviada por el Maestro a predicar).
El Papa Francisco ha querido ese cambio en la Liturgia y también promulgar en su Fiesta la Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere (buscar el rostro de Dios) sobre la vida contemplativa femenina…
Celebro estas pinceladas de belleza, bondad y verdad… en el Año Santo Extraordinario de la Misericordia (de alguna manera hablamos de intuiciones ya presentes en la Orden desde su nacimiento hace 800 años). Es verdad: la Orden -por gracia de Dios- se ha visto bendecida, enriquecida, por el don de la sororidad que -desde Prulla- nos ha modelado el corazón en una suerte de «precedencia lógica, teológica e histórica» (¡contemplar y ofrecer a los demás el fruto de lo contemplado ¡como María Magdalena!).
El amor acerca y une; el pecado aleja; el amor penitente participa de ambos dos… (se lee en un sermón sobre María Magdalena descubierto casualmente en el negocio de un librero- anticuario de París por el poeta Rainer Maria Rilke)… Esto sintetiza nuestro caminar… nuestra itinerancia de mente y corazón, de vida. También leemos en ese mismo sermón (quizás del siglo XVIII) que la Apóstol de los apóstoles «amo a Jesús vivo con ternura; muerto con constancia; Resucitado con ímpetu». ¿No es una bella manera de describir nuestra común vocación? Ella, conforme al mandato del Señor nos ha legado la frase que da sentido a nuestras vidas: «He visto al Señor y me ha dicho esto…» [cf. Juan 20,18] («María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras»).
En este tesoro compartido durante ocho siglos no pretendo uniformar modos tan diversos ¡sinfónicos! de manifestar el amor a «Jesús Verdad»: el de las monjas, las hermanas, las laicas, los laicos y los frailes de la Orden… Pero sí los celebro -por ustedes, con ustedes, en ustedes- mis queridas hermanas.
Disculpen la lata… pero en esta celebración, cada año, pienso en la amistad que me han regalado a manos y corazones llenos… Soy deudor impago de todo ello.
Las bendigo y pido me bendigan… ¡Gracias por la belleza única de su sororidad!
Fraternalmente en Domingo y Catalina de Siena… en esta fiesta de la primera Predicadora, amiga del Señor… siempre.
Fray Carlos Alfonso OP
+ Fray Carlos Alfonso AZPIROZ COSTA OP
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A R G E N T I N A