Del 11 al 15 de diciembre en Aguas de las Piedras – Córdoba, nos reunimos las prioras y algunas monjas de los monasterios de Argentina y Chile pertenecientes a la federación de la Inmaculada. El lugar, monasterio de nuestras monjas de Córdoba, es bellísimo, pleno campo, cercano a Jesús María, sin ruidos, sin bocinas, sin teléfonos, sin música estridente de los vecinos.
El motivo, la reunión que se tiene habitualmente todos los años entre las prioras, pero con un tema, entre otros, muy particular, y con la presencia de la Madre Federal, sor María Teresa de Jesús Gil y de la ecónoma federal, sor María Ángeles Martínez.
El temario, además de evaluar la situación de nuestras comunidades, vocaciones, formación inicial y permanente, etc., comprendía también la decisión acerca de una nueva federación que agrupara a las comunidades de esta región. El tema ya se había venido tratando desde hace varios años y llevábamos la decisión de cada uno de los respectivos Capítulos. Contábamos con la compañía, desde la distancia, del Padre Bruno Cadoré, O.P, del P. César Valero, O.P., promotor de las monjas y del Padre José Ramón López de la Osa, O.P., asistente de la federación, quienes se habían hecho presentes con cartas muy fraternas y, por supuesto, con el apoyo orante de nuestras hermanas y de tantos amigos y conocidos. Ha sido palpable la asistencia del Espíritu pues, en un clima de mucho respeto y fraternidad, hemos podido ir dialogando en un tema que marcaba un giro en la marcha de nuestras comunidades. Desde el principio hemos coincidido en que, por encima de todo, queremos seguir muy unidas, independientemente de la decisión que se tome.
Los monasterios que comienzan con este proyecto de nueva federación son: Catamarca, Concepción, Córdoba y Mendoza, siempre abiertos a respetar los tiempos y decisiones de los que por ahora no se adhieren.
Agradecemos a todos los que nos han acompañado estos días y les pedimos que nos sigan acompañando con su oración, para que el Espíritu del Señor vaya marcando los pasos de esto que queremos sea siempre obra suya, para su gloria y para un logro pleno de nuestras vidas de dominicas contemplativas.