El Papa Francisco firmó el prefacio del libro «Rimas a sorpresa» del joven autor Luca Milanese: «Si nuestro tiempo es pobre en poesía, no es porque la belleza haya desaparecido, sino porque nos cuesta escuchar». El epílogo está redactado por el padre Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica.
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano
El libro de poemas del joven Luca Milanese, titulado «Rimas a sorpresa» y publicado por la casa editorial Tau, tuvo un lector especial: el Papa Francisco. Lo ha escrito el padre Antonio Spadaro, director de la revista jesuita «La Civiltà Cattolica» en su epílogo al volumen, refiriéndose al prefacio que, en cambio, lleva la firma del mismo Pontífice y para la que Francisco se ha prestado con alegría.
Francisco: la poesía es un ejercicio gratuito de la escucha
La Belleza es una experiencia -escribe el Papa- y «la belleza de la que Lucas se hace portador, no nace de un trabajo laborioso sobre grandes temas o de una cuidadosa elección de palabras eruditas, sino que nace como una capacidad espontánea de hacer aflorar con las palabras justas la interioridad que le habita y que le hace ver vínculos incluso allí donde aparentemente no los hay». La suya, observa el Papa, «es una mirada interior» que le empuja a mirarse a sí mismo, a los demás y a Dios y que «sabe captar en las cosas aparentemente casuales una nueva profundidad». La poesía, continúa Francisco, necesita de la voluntad de alguien para escuchar, y Lucas nos hace comprender que la escucha es «la primera forma de ternura». Es, de hecho, la capacidad de dar cabida dentro de uno mismo a cosas nuevas, diferentes, aparentemente contradictorias, dándose cuenta entonces de que son «más verdaderas que las otras». «Si nuestro tiempo es pobre en poesía, no es porque la belleza haya desaparecido, sino porque nos cuesta escuchar». «Deseo que Lucas -concluye el Papa Francisco- pueda convertirse, a través de estas páginas, en un instrumento de belleza y de ternura, y que anime a los más jóvenes a sacar a la luz los talentos que el Señor ha sembrado dentro de ellos, y que a veces no encuentran el valor de manifestar por miedo al juicio o al fracaso».
Spadaro, en los versos la recuperación de la vida
«Es gracias al papel y a la pluma que Luca recupera la fuerza y la emoción, las ganas de vivir. No le aleja de la realidad, como a veces se cree, es más, para él ‘la poesía es un punto fijo que me mantiene en la realidad de las cosas’. El padre Antonio Spadaro, en su epílogo al texto del joven, cita una frase en la que Luca describe la poesía como algo que «ciertamente no dará la solución», pero que puede dejarnos «una sensación de estar ahí, una caricia al corazón». Incluso podría dar la percepción de que hay algo extraordinario». Utilizar la palabra en la expresión poética, continúa Spadaro, es como utilizar la cámara oscura que nos permite revelar lo que quizás, sin ella, no observaríamos dentro o fuera de nosotros mismos. «Para eso sirve la poesía de Luca Milanese: para desarrollar las imágenes de la vida, para interrogarnos sobre su significado y, tal vez, para comprenderlo. Sirve, en pocas palabras, para experimentar la vida de verdaderamente y eficazmente. Consiste en una forma de descifrar el mundo».
La importancia de observar el «trabajo en curso»
Comentando el hecho de que el Papa Francisco haya aceptado prologar el libro de un joven poeta, el director de «La Civiltà Cattolica» observa que este caso, quizá inédito, nos dice mucho de Francisco, pero también de Lucas: «El gesto del Papa es revolucionario: no elige el conocido y el consolidado, sino el inmaduro que crece. Pone su firma a las palabras de quien no tiene un discurso realizado y reconocido como tal. Su interés radica en el trabajo en curso. Y así nos hace comprender que es en esta tensión donde encontramos la clave de hoy: en el observar lo que se está desarrollando, y no el fruto maduro». La palabra, continúa el padre Spadaro, «es el elemento concreto en el que encuentra el propio cuerpo todo lo que experimentamos y pensamos», remite a una experiencia y no a una abstracción. Y lo que Luca Milanese consigue con su poesía es «crear conexiones y captar la profundidad de la experiencia», es escucha la realidad y de uno mismo. «Lo que leemos aquí, pues, es una poesía de crecimiento dialéctico y de contradicción. Pero -concluye el padre Spadaro- también de aliento, de paz, de calma, proyectada también en los elementos naturales: es una llamada a la armonía, que estos versos saben invocar de forma conmovedora».
Fuente: vaticannews