Crónicas XI Asamblea Federación Inmaculada Concepción
Día 3- El día se abrió con un amanecer majestuoso que auspiciaba bondades. Tras la oración de la mañana y el desayuno reparador, nos reunimos a las 10 para celebrar la eucaristía al Espíritu Santo, implorando que guardase en su luz a las participantes de la elección. La iniciamos con el canto del Veni Creator y en la homilía se nos invitó a confiar en su aliento sin miedos ni resistencias. La presencia del Espíritu supone la dinámica opuesta a Babel: la comunión más allá de las palabras, la comprensión de que Dios alienta a todas las personas desde dentro, una presencia que ondea la bandera de la paz; la superación de toda indiferencia, así como el respeto por toda diferencia; la implicación en cada situación que identificamos como injusta. Fray José Ramón nos urgió a pensar desde el amor y decidir desde lo más conveniente para las situaciones concretas y las necesidades actuales de la Federación.
Concluida la eucaristía, todas las participantes se dirigieron a la sala de juntas y una vez proclamado vacante el servicio de Priora Federal, se dio curso al proceso electivo. El escrutinio tuvo como resultado la elección de sor Teresa Mª Vilanova, que aceptó su servicio con toda sencillez y confianza en las hermanas, sintiendo su apoyo y disponibilidad.
Acto seguido juró su cargo ante toda la Asamblea y procedimos a felicitarla una por una en medio de la alegría del momento. El estrecho abrazo entre la federal que concluye y la que inicia su itinerario mereció toda nuestra contemplación conmovida. Más que abrazo era un nudo. Un momento para dejar fluir las emociones contenidas y dar paso a lo nuevo con satisfacción. Entre la efusión de parabienes, se abrieron paso dos centros de flores a modo de presente para ambas hermanas y todas juntas nos acercamos a la capilla para entonar el Te Deum en acción de gracias por la nueva Priora Federal.
Los pasillos eran una red de comunicaciones: las hermanas informaban a sus respectivas comunidades la buena nueva; se hacían fotos para retener el momento y darle justo espacio en la memoria de la historia federal. En el ambiente se respiraba un gozo contagioso.
La Priora Federal inició la importante y abundante comensalía y después de un breve receso, la primera sugerencia de la Priora Federal fue invitarnos a visitar la Sede de la Federación en el monasterio de Santa Catalina de Paterna, ubicado a unos veinte minutos en coche con respecto de la casa de espiritualidad en la que residimos estos días. El pequeño número de participantes facilitó el traslado, acomodándonos entre los coches con los que se había venido al encuentro.
La comunidad de Santa Catalina estaba casi íntegra a la puerta esperando a la flamante Priora Federal. Los sentimientos eran un poco encontrados: la elección como Federal las dejaba sin priora en la comunidad. Pero la alegría superaba con mucho esa consecuencia inevitable. La estancia en la comunidad fue breve, apenas hubo tiempo más que para saludar a las hermanas de la enfermería, compartir un refrigerio y conocer algunas partes del monasterio que congrega abundante presencia artística de los monasterios suprimidos.
Todas las hermanas nos recibieron con un gozo entrañable, mostraban un interés encomiable por lo que estaba ocurriendo en la Asamblea Federal y se notaba que seguían al hilo su desarrollo. Nos gustó conocer las instalaciones tan adecuadas para las necesidades de las hermanas enfermas, así como sus espacios luminosos y prácticos; pero lo que captó nuestra atención fue la escucha de esas vidas concretas, repletas no sólo de años, sino de vida granada. Un simple contacto breve afirma lo que verdaderamente transmite la fe: una entrega particular, un determinado abrazo o palabra de aliento; vidas concretas y no abstracciones. “Un Dios que vive en el ejemplo”
A las seis de la tarde emprendimos ya el regreso a la Casa LaSalle, con el susurro interior de este encuentro en el que las monjas cumplidas de años y colmadas de sabiduría nos contagiaron su entusiasmo, su interés, la savia de su dignidad en medio de la decrepitud. Realmente dan voz a la frase que enmarca la sepultura del padre Llamera: “Mi vida son vidas”. Una visita, en verdad, encantadora.
A las siete de la tarde rezamos juntas Vísperas y seguidamente se reunió la Asamblea para proceder a la elección de las Consejeras que han de colaborar con la nueva Priora Federal. Una vez realizados los escrutinios, salieron elegidas las siguientes hermanas: Sor Mª Pilar Soler, de la comunidad de Orihuela; sor Isabel Clavel, de la comunidad de Xátiva y sor Mª Ángeles Martínez, actual priora de Copiapó, Chile. Una vez jurado su cargo, felicitamos a las hermanas elegidas, deseándoles una buena y eficaz gestión.
El resumen de la jornada, podríamos enmarcarlo en la expresión: “De Teresa a Teresa”, dada la coincidencia de nombres entre la anterior y la electa federal. Pero, más allá del paralelismo fácil, no deja de ser una similitud llena de significado. Esta nueva etapa se asienta en el recorrido que nos trajo hasta aquí, lo cual permitirá una continuidad que comprende los procesos vividos, que cuenta con esa experiencia iniciática y que puede aventurar caminos sin rupturas.
El majestuoso amanecer que prometía bondades nos arribó a un horizonte abierto a crecer en la comunión.