Reconstrucción facial de Santa Zdislava de Lemberk, obra de Cicero Moraes.
Zedíslava de Lemberk nació en Krizanov, en la Moravia occidental, hacia el año 1220, primogénita de una familia feudal en la que aprendió a ejercer la caridad con los necesitados.
Su padre, Prybislav, era señor Veverí y Brno, y representante del Rey Wenceslao I, fundó el hospital y el convento franciscano de Bruno y la abadía cistenciense de Zoá. Su madre, Sibila, era dama de la corte de la reina Conegunda.
A los veinte años contrajo matrimonio con Havel de Jablonné, donde de Lemberk. El ejemplo cristiano vivido en el seno de su familia le sirvió de modelo para su nuevo hogar y los territorios que dependían de su marido. Los primeros beneficiarios de esa vivencia cristiana fueron su esposo, los cuatro hijos de su matrimonio, los criados, los aldeanos, los pobres y los enfermos.
Murió en Jablonné en 1252 y fue canonizada por Juan Pablo II el 21 de mayo de 1995, en la ciudad de Olomouc en Moravia.
De la homilía del Papa Juan Pablo II en la ceremonia de la canonización: «Su vida se caracteriza por una extraordinaria capacidad de entrega a los demás, y lo confirma su compromiso generoso en el campo de la caridad y de la asistencia, especialmente con los enfermos a los que dispensó siempre tanta solicitud y tantos cuidados, que aún hoy se la recuerda como la que curaba.
Ella que vivió intensamente la espiritualidad de seglar Dominica, supo entregarse a sí misma, según las palabras de Jesús: «Hay más dicha en dar que en recibir». Es un testigo admirable del «Evangelio de la vida».