En una emotiva celebración el pasado 27 de enero, el Monasterio de Santo Domingo de Guzmán en Zaragoza se llenó de alegría y gratitud al conmemorar los 100 años de vida de Sor Mª Asunción Cubero Franco, nacida en Belmonte de Calatayud. Nos manifiesta que a lo largo de su vida ha aprendido a ser «más humilde, más santa y más cariñosa con todos».
A pesar de alcanzar el centenario, su principal preocupación sigue siendo la santidad de su comunidad, por la que sigue orando incesantemente. Su legado no solo se mide en años, sino en la huella espiritual que ha dejado en el corazón del monasterio y en la vida de aquellos que han sido afortunados de conocerla.
Con una gran sonrisa que ilumina su rostro se muestra a esta generación de jóvenes que va tomando el testigo de quienes se van despidiendo tras una vida entregada a la oración y al servicio a la comunidad. Su vida es un testimonio tangible de la continuidad y la vitalidad de la vocación monástica, demostrando que el llamado a la oración y al servicio a la comunidad trasciende generaciones.