La cofradía de San Juan Evangelista de Benejúzar ha mantenido desde sus inicios como grupo parroquial en 2009 un trato estrecho con el convento de Dominicas de Orihuela. El trato cercano, humano y profundo de los miembros con las hermanas ha ayudado a convertir almas y hacer madurar otras. En todos los casos ha habido siempre un gran cariño mutuo y un flujo continúo de oraciones.
Los cofrades visten con gran sentimiento y reconocimiento una Vesta similar a los hábitos dominicos y la devoción a las enseñanzas de Santo Domingo y su espiritualidad crece de manera que algunos propusieron a las hermanas la idea de una fraternidad laica basados en los grupos de oración con los que se acogió a los jóvenes en el convento desde su inicio. Para la cofradía en general, la formación de sus miembros ha sido siempre la principal preocupación y el modus vivendi y facendi del convento ha facilitado este aspecto tan falto en otros ámbitos.
La historia de esta relación y el sentido de estas Vestas se dio porque la directiva en conjunto con el grupo de jóvenes fundadores se dieron cuenta de que era necesario dotar de un significado a todo lo que hiciera la cofradía más allá del que intrínsecamente representan sus pasos. Se entendió que solo así se podría hacer un apostolado más allá de la propia Semana Santa.
Movidos por este pensamiento decidieron que una manera podría ser que la cofradía tuviera un guiño con aquellos que por el año 1615 se esforzaron por convertir y formar a los habitantes del floreciente núcleo de Benejúzar y lo quisieron hacer de la manera más práctica posible, utilizando sus vestiduras.
Conformes en general todos los miembros, se pusieron en contacto con el hoy tan querido para ellos convento de Orihuela para pedir consejo y ver en que términos se podría representar esta idea. En conjunto y avalados por opiniones cercanas a la orden se entendió que la mejor manera debería ser mostrar un símil del hábito dominico que llaman Vesta; de esta manera, la cofradía procesiona cada Viernes Santo y Sábado Santo vestidos de blanco y negro y con un contraestandarte que representa el escudo dominico con su leyenda alabar, predicar y bendecir. También la cofradía han adoptado la costumbre dominicana de la Vigilia Pascual al quitarse la capa en el Gloria y permanecer toda la celebración ya en blanco.
La cofradía ha añadido en el acto de aceptación de nuevos cofrades una pequeña catequesis sobre cada una de las piezas que forman esta Vesta copiando el significado de algunas de las que forman el hábito dominico y ha ampliado con otros que son cercanos a los cofrades: la pureza del alba, la protección de María con el símil a escapulario y la capa oscura que representa para los cofrades la noche del pecado y la protección de Dios.
Los cofrades dan gracias a Dios por el primer momento en el que se les pasó por la cabeza la idea de contactar con el convento y esperan que siga habiendo por ambas partes un cariño fraternal tan profundo como el que hay ahora.