LAS CONDICIONES LAS FIJA ÉL

 

Jesús nos sorprende con un condicional el fragmento de hoy comienza y acaba con él. El generoso y misericordioso Jesús poniendo condiciones.

Decís que me amáis entonces es que guardáis mis mandamientos, es decir sino los cumplís vuestro amor no es sincero es aquello de «obras son amores y no buenas razones» y por si no queda claro vuelve a insistir «El que acepta mis mandamientos y los guarda ese es el que de verdad me ama». Aquí está la condición «si me ama entonces mi Padre lo amará y yo también lo amaré». En el mismo discurso vuelve a insistir: «Seréis mis amigos si hacéis lo que os mando.»

Más claro agua. Si queremos que nos ame, si queremos ser sus amigos tenemos que guardar sus mandatos. Si queremos demostrarle nuestro amor no lo podremos hacer más que obedeciendo sus leyes.

¿Tendremos pues que cumplir los diez mandamientos de la Ley de Dios y los cinco de la Sta. madre Iglesia o los 613 de la Torá?

La sorpresa es mayúscula.  Podría esperarse que nos pidiera más y mejor culto, más y mejor oración, pero no, su condición no es que alcemos la mirada hacia lo alto, sino que la dirijamos en horizontal.

“Esto os mando que os améis

Para ser de los suyos para estar con Él es preciso estar a bien con el que tengo a mi lado y con el que está en el otro. Con aquel con quien convivo y con aquel que vive en otra parte.  con quien coincido en manera de ser y pensar y con quien es y piensa distinto. Si quiero ser su amigo tengo que serlo de todos. 

Pero que nadie se asuste y tire la toalla porque no nos deja huérfanos, no nos deja desvalidos ante exigencias que nos parecen imposibles pero que en realidad no lo son. Nos pide lo básico de la más elemental educación y lo comprobamos con un somero repaso de los evangelios. «Trata a los demás como quieres ser tratado.» » La medida que uses con el otro esa misma se utilizará contigo»»no juzgues y no serás juzgado “perdona y serás perdonado».  Es decir, no me pide que abrace a quien me resulta tóxico, sino que comience con no serlo yo para el otro.

A cambio nos promete lo que ni el más cualificado místico pudiese ambicionar. «Yo le pedirá al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la Verdad» «Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre y vosotros conmigo y yo con vosotros»

Dentro de nosotros está la ayuda y La solución. ¿Se puede aspirar a más?

«El que acepta mis mandamientos y los guarda ese me ama»

Las condiciones las fija Él. Y las fija y las fija con la solemnidad de un testamento.

Sor Áurea

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