ELOGIO DE LA SENCILLEZ
Hoy Jesús nos mete en otra de sus paradojas. Elogia a la gente sencilla y minusvalora al sabio y entendidito, justo lo contrario a lo que solemos hacer nosotros, que entendemos por «gente sencilla» poco menos que al ignorante o de «pocas luces».
Jesús no hace apología de la ignorancia, Jesús reivindica lo sencillo y lo simple en el sentido de auténtico, sin sofisticados maquillajes que esconden el auténtico ser.
Por otra parte, Jesús no minusvalora el saber y el aprender sino la “hinchazón” del que todo lo sabe y por ello no es capaz de escuchar otra voz que la propia y desde luego nunca voces algo disonantes. Posee su verdad y esa le basta.
La Verdad en cuánto a Dios es inmutable y absoluta pero el saber sobre esa Verdad es dinámico y por lo tanto siempre nuevo. Anclarnos en lo que “ya sabemos” sintiéndonos «sabios y entendidos» podría dificultarnos el saborear esa experiencia de Dios siempre renovada. Podría hacernos perder cosas buenas. Cosas buenas que el sencillo y simple, sin prejuicios, sin pretender aparentar lo que no es o no tiene, el que es verdadero y auténtico, está más predispuesto y capacitado para acoger.
«Te doy gracias, Padre porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se la has revelado a la gente sencilla»
Jesús continúa hablándonos de su relación con el Padre. «Nadie conoce al Padre sino el Hijo y nadie conoce al Hijo sino el Padre». ¿Queremos conocer a Dios? No tenemos más que meternos en esa relación, conocer a Jesús y en Él sabremos cómo es Dios.
El fragmento de hoy termina con la invitación de Jesús:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados»
subrayemos el pronombre personal «Mí». Con él nos está diciendo: «No des rodeos, no busques en cisternas vacías. soy Yo quien puedo apagar tu sed
Mi carga y mi yugo son ligeros porque son peso y atadura de amor. Carga sobre tu espalda el peso de mi amor. «Venid todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré».
Carga con mi yugo y aprende de mí, no busques otros maestros, con ellos aprenderás falsos saberes, prepotencias y éxitos vanos. conmigo, que soy manso y humilde de corazón, la bondad y la sencillez. Con ellos encontrarás el estrés y la frustración, conmigo tu descanso.
Sor Áurea Sanjuán OP