AUMÉNTANOS LA FE
Una petición extraña. Los discípulos de Jesús todavía no tienen conciencia de quien es su Maestro. Les ha fascinado pese a que constantemente los pone ante las cuerdas. Su vivir, su doctrina, sus exigencias son totalmente distintas y opuestas a lo que les han enseñado por lo que constantemente se encuentran con la hostilidad de los líderes religiosos con los que ya es manifiesto el habitual enfrentamiento.
Siempre les han enseñado que lo justo es no sobrepasar el “ojo por ojo” y el “diente por diente” y Jesús les dice “al que te pega en una mejilla preséntale la otra y si te pide la capa dale también la túnica”
Siempre ha sido sagrado el no hacer nada en sábado y su Maestro además de curar en ese día defiende que “el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado”
Siempre han sabido que la pobreza y la enfermedad o cualquier desgracia son castigos de Dios por su pecado o el de sus padres y ahora Jesús declara bienaventurados y felices a los pobres y a los que lloran.
Siempre han conocido a Dios como guerrero y vengador de su pueblo, al Dios juez que castiga el pecado de los padres en los hijos hasta la cuarta generación” y Jesús les muestra un Dios padre, bondadoso y cuidando hasta cada cabello de nuestra cabeza.
Siempre han visto que los amos dominan y ejercen su poder sobre los siervos, que es apetecible el ser superior y estar por encima de los otros y Jesús les ordena “¡no sea así entre vosotros¡¡ el que quiera ser primero hágase servidor de todos»,
No pueden entender, pero siguen fascinados, necesitan fe, más fe para mantenerse enrollados en la aventura de seguir a tan raro Maestro. «Seño auméntanos la fe»
No es probable que esta petición proceda de aquellos hombres todavía desorientados y confusos. Se trata más bien de una expresión apta para la catequesis pos-pascual, apta para nosotros que , como aquellos discípulos caminamos fascinados pero a oscuras intentando recorrer esos caminos de dirección contraria que son la propuesta de Jesús. Necesitamos fe, una fe profunda y confiada, necesitamos aquella seguridad y confianza de saber de quién nos hemos fiado.
¡Señor auméntanos la Fe!!
Sor Áurea Sanjuán