Desde hace 60 años nuestra Federación se consagra especialmente a la Inmaculada el día de su fiesta, el 8 de diciembre, renovando su entrega al Señor por medio de María.
Ella ha sido la inspiradora de nuestra Federación y la que une entrañablemente a las monjas de los monasterios que la componen, formando una Familia unida en el amor y la ayuda fraterna.
Consagración a la lnmaculada
de la Federación de monjas dominicas de la Inmaculada
Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, en este día que recordamos tu condición de Inmaculada te agradecemos que seas la inspiradora de nuestra Federación, del compromiso de unión entrañable entre todas las monjas de nuestros monasterios que haga real y verdadera la que nos hermana en la pequeña familia de Domingo y en la gran familia eclesial.
Madre de todos los hombres, eres muy singularmente Madre nuestra. Es singularmente tuya nuestra vida. Y es por eso incumbencia principalisima de tu misión maternal llevar a plenitud la vida de tus hijas.
Haz, pues, Madre y Señora nuestra, cada día más tuya esta vida que hemos consagrado a tu Hijo y a Ti, que hoy nuevamente consagramos a tu Inmaculado Corazón maternal y al Corazón amantísimo de Jesús, nuestro Señor y Esposo.
Haznos fieles a los criterios de nuestra fe, a las exigencias divinas de la gracia y de la obediencia y en el total desprendimiento de nuestra pobreza religiosa, así como en la exclusividad de nuestro amor divino y en la pureza de nuestros afectos humanos.
Concédenos Virgen Inmaculada Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Rosario que nuestra consagración a ti y a tu Hijo en filial unión contigo y en fraternal unión entre nosotras, sea merecedora de tu eterna convivencia en la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.