Movida por el Espíritu Santo, María emprende su visita a su prima Isabel; porque ha creído, ha permitido que Dios engendre en su seno a la Palabra por la que Él creó el mundo y por la que Él lo salvará.

Sabemos que la liturgia hace presente el misterio que celebra, hoy el Verbo hecho carne se hace presente en la eucaristía, pidamos a María que nos alcance de Él, el gozo de su presencia. Si pudiéramos dimensionar el misterio que recibimos en el panel eucarístico, no podríamos menos que saltar de alegría por el inmenso regalo que, bajo el velo de un pequeño trocito de pan, Dios nos hace cada día o cada semana ¡Creer en esta presencia que se hace carne en nosotros, creer que nosotros cada vez que lo recibimos estamos más inmersos en el misterio de la Trinidad! Y gozarnos, con un gozo sensible a veces, o con un gozo superior a lo sensible, el gozo de la certeza de la fe. Esta es la gracia que podemos pedir hoy por medio de María para cada uno de nosotros y para tantos hermanos y hermanas que no experimentan el gozo de la presencia de Dios, el gozo de su visita a nuestras vidas.

Pidamos para los que están tristes, desanimados, desilusionados, solos, enfermos, privados de libertad, sufriendo por cualquier motivo, el gozo de la presencia de Cristo ¡Qué María hoy como lo hizo con su prima Isabel, corra hacia la vida de cada uno de nuestros hermanos y les lleve la presencia de Cristo!

Sor Mª Luisa Navarro, OP

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