En el día de nuestra madre Inmaculada, la que ha sido creada para ser madre de Cristo y de toda la humanidad, para comenzar la recapitulación de toda la creación en el Unigénito del Padre; les propongo que, juntos, nos detengamos a reflexionar sobre tres palabras que encontramos en el evangelio de la misa de hoy: “alégrate”, “no temas” y ‘el Espíritu Santo está sobre ti”. Qué actuales y necesarias nos suenan estas realidades cuando nuestro mundo parece carente de alegría, lleno de temores y necesitado del consuelo del Espíritu Santo.
¡Alégrate! La invitación a la alegría va íntimamente unida a especie de nombre con que el ángel llama a María “llena de gracia”. Cuando la vida humana está llena de la vida de Dios el resultado es la alegría; pero no una alegría exterior y pasajera si no la de la alegría del que está con quien le ama y al cual ama. Es la alegría de quien sacia su más íntima sed en la fuente del agua de la vida. La alegría de la comunión.
“No temas” podemos preguntarnos qué podría tener María si estaba con Dios. Tal vez ella, como nosotros, temía las consecuencias que para todo ser humano trae la unión íntima con Dios. Su presencia conlleva la novedad, nos desinstala de lo conocido, siempre invita a una mayor entrega. No temas, equivale a decir: confía en el que te ha elegido y desde toda la
eternidad te ha creado para una misión que solo puedes realizarla tú; no temas porque tu creación no acabó con tu nacimiento, se prolonga durante todo el tiempo de tu vida hasta que llegues a la medida de Cristo en su plenitud. No temas porque Dios está contigo.
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti”, es la respuesta que le da el ángel cuando la Virgen le pregunta cómo sucederá la concepción del Hijo de Dios en sus entrañas. La sombra del Altísimo que había acompañado al pueblo durante la travesía del desierto cuando salió de Egipto es la que ahora fecundaría sus entrañas. Estas palabras, que por ser de Dios tienen el poder de crear lo que dicen, implican para María un paso cualitativo en el camino de la fe. Ella es capaz de creer que para Dios no hay nada imposible y responde: “hágase en mí”.
¡Qué María nos consiga en este día crecer en la conciencia de que Dios está con nosotros, que no debemos temer porque está a nuestro lado para ayudarnos y consolarnos, que él nunca deja de obrar la salvación en los que confían en él! Y jamás deja de llamar a vivir en esta confianza a los que están lejos, a los que no lo conocen y a los que parecen haberse olvidado de él.
Y … que, cuando nuestra fe no nos alcance porque es débil o poca, cuando temamos, o estemos atribulados por cualquier situación externa o interna, nos abracemos a ella para que murmuren a nuestro corazón: “no temas, porque nada es imposible para Dios” que te ama porque te creo en su Hijo y para él.
Sor María Luisa Navarro