El Rosario Peregrino, iniciativa de la Orden para hacer aún más presentes las comunidades de vida contemplativa en la celebración del Jubileo, llegó al Monasterio de Santa Catalina de Siena de Paterna, en Valencia.
Durante los días 4 y 5 de noviembre nos sentimos “corazón de la Orden”, y así quisimos compartir nuestra oración y nuestra alegría con otros. La comunidad, junto con el Secretariado de Familia Dominicana de Valencia, nuestra parroquia “Madre del Redentor” del barrio de La Coma, la Cofradía del Cristo de la Fe y de san Vicente Ferrer, y el arciprestazgo, elaboramos un programa de actividades para celebrar juntos el gozo del Jubileo y el recuerdo orante de la Madre de los Predicadores por medio del Rosario.
El viernes día 4, desde las 9 de la mañana, fueron llegando grupos de alumnos del Colegio Nuestra Señora del Rosario (FEFC) de las Dominicas de la Anunciata. Todo el centro participó rezando un misterio del Rosario, junto con profesores y padres. Fue una oración llena de sentimiento y devoción. El día anterior los niños de 3 a 5 años dejaron mucho cariño y las fotos de sus familias a los pies de la Virgen.

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La tarde nos deparó un Rosario peregrinante por los alrededores del Monasterio. Rezamos los misterios de luz mientras empezaba a anochecer. Distintas imágenes de María nos ayudaron a meditar la Palabra de Dios en los misterios de la vida de Cristo, que resonaba en nuestros corazones. Nuestra vida es peregrinar, como pequeñas llamas encendidas, anunciando la Luz que es Cristo, el Hijo de María.
El sábado fue, en la mañana, un momento de gracia para la comunidad. Nos dispusimos para celebrar el sacramento de la reconciliación, y volvimos a repetir, con la Esclava del Señor, nuestro “fiat”, apoyadas en la misericordia del Padre. Al atardecer recibimos la visita del Santísimo Cristo de la Fe, imagen del Crucificado con san Vicente Ferrer a los pies, orando. Nuestro santo dominico acudía con frecuencia a rezarle cuando venía a Paterna. El pueblo preparó música y danzas populares para acogerlo. Nos acompañaron muchísimos vecinos que hicieron pequeña nuestra iglesia en la celebración de Vísperas, preparadas por la Familia Dominicana, y acompañadas por las voces de nuestros frailes. Después de un tiempo de compartir, fueron los jóvenes del arciprestazgo los que se reunieron para celebrar una vigilia, junto al Cristo y la comunidad. ¡Qué regalo vivir la fe con los más jóvenes de nuestras parroquias!

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El domingo, luminoso, nos congregó a las 13 h para celebrar la Eucaristía. Nos presidió el P. Martín Gelabert, OP, y concelebraron los frailes dominicos junto con sacerdotes de la zona. Una traca puso fin a la estancia del Cristo entre nosotras. Tras despedirlo empezamos a notar que han sido tres días de gracia: por el número de personas que nos han acompañado, y que desbordó nuestras mejores previsiones: todos se han llevado mucho de lo que da sentido a nuestra vida; por la alegría de vivir y compartir en Familia Dominicana; por experimentarnos en estos días felices de nuestra vocación contemplativa, que nos ha hecho sentir, más especialmente, “corazón de la Orden”.

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