La Virgen María es conocida con diversos nombres, por lo que es común que algunos creyentes, por falta de formación, asocien estos nombres con distintas santas, pero hoy la Iglesia está de fiesta al celebrar la Natividad de María, una de las trece fiestas marianas del calendario romano, y numerosas advocaciones marianas locales se celebran en esta festividad. Por los Evangelios Canónicos sabemos muy poco de María de Nazaret, y una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la Santísima Virgen María.
Compartimos un extracto de una catequesis de Santo Tomás de Aquino sobre la Virgen María:
«Se dice de la Bienaventurada Virgen, que de tres modos es llena de gracia: en cuanto al alma, en la que tuvo toda la plenitud de la gracia; en cuanto a la redundancia del alma sobre la carne o el cuerpo y, en cuanto a la influencia sobre todos los hombres».
Dice el Doctor Angélico:
* La gracia de Dios se da para dos cosas: para obrar el bien y para evitar el mal; y en cuanto a ambas la Virgen tuvo una gracia perfectísima. Ella evitó todo pecado más que cualquier otro santo, después de Cristo. Porque el pecado, o es original, o de éste fue purificada «in utero», o mortal o venial, y de éstos fue libre.
* Si tanta gracia ha de haber en los santos para santificar su alma, cuán llena de gracia estaría el alma de la Virgen para que la gracia refluyese en la carne y de ésta concibiese al Hijo de Dios.
* Grande es la gracia si en algún Santo alcanza para salvar a otros hombres, pero si fuera suficiente para la salvación de todos, sería máxima; y esto acontece en Cristo y en la Virgen.
María es llena de gracia, y excede a Los ángeles en plenitud de gracia; y por eso con mucha propiedad se llama María, que significa «iluminadora», como la luna que iluminada por el sol, ilumina al mundo.
Del «Catecismo Tomista», sobre el Ave María, de Santo Tomás de Aquino.