El año 2023 ha sido testigo de condiciones meteorológicas inusuales en todo el mundo. Olas de calor extremo, inundaciones y deslizamientos de tierra y condiciones meteorológicas inusualmente secas han dejado a muchas familias afectadas por los cambios de los patrones climáticos. Además, se han registrado devastadores incendios forestales, de los cuales los que han afectado a Canadá y Maui, en Hawai, han sido los más pronunciados. En la región brasileña de São Paulo, por ejemplo, llovió más de 600 mm en febrero, el mayor total acumulado jamás registrado en el país, lo que provocó deslizamientos de tierras e inundaciones en las comunidades costeras. Algunos países han sido testigos de huracanes inusualmente fuertes. Y la lista continúa. El efecto global de estas catástrofes es la pérdida de vidas, hogares, lugares de culto, propiedades y fuentes de sustento. Detrás de estas catástrofes hay rostros humanos, incluidos miembros de la Familia Dominicana.
El mes de la paz de este año tendrá en cuenta los problemas climáticos relacionados con la Amazonía, pero sobre todo las injusticias y violaciones de los derechos humanos relacionadas con la injusticia climática perpetuadas en particular en la selva sudoriental peruana, que es la parte de la Amazonía confiada a la Orden por la Iglesia a través del Vicariato de Puerto Maldonado.
Los dominicos llevamos 123 años defendiendo ininterrumpidamente la tierra, la vida y la dignidad de los pueblos originarios de esta parte de la Amazonía. Mirar esta misión desde la perspectiva del último Capítulo General ha sido el criterio fundamental para organizar este Mes de la Paz. Queremos asumir la Amazonía como una misión conjunta, configurar nuestra presencia con un horizonte común, aunar esfuerzos, voluntades y vocaciones para responder con generosidad a esta misión que la Iglesia nos ha encomendado, porque reúne muchas cosas que consideramos importantes como Orden: “implica el cuidado de la creación, la lucha por la justicia y la paz, y la predicación del Evangelio a los pobres”