El sábado, día 9 de diciembre, en el Monasterio de la Inmaculada de Torrent (Valencia), se celebró una Eucaristía por la PAZ en Colombia. Asistieron los seglares dominicos de la Fraternidad de Torrent, algunos colombianos y familias amigas de la comunidad. Presidió la Eucaristía D. Jorge Eduardo Castellanos, sacerdote diocesano de Colombia que ahora se encuentra en la Parroquia de Jalance en Valencia.
La Orden de Predicadores, los dominicos, dedicamos el tiempo de Adviento a pedir por la paz. Cada año oramos por una situación de conflicto particular. Este año oramos por el proceso de paz que, después de muchos intentos fallidos, se ha iniciado en 2016 en Colombia.
Existe una cordial relación de los dominicos con Colombia y los colombianos. La patrona es la Virgen del Rosario, y es también nuestra patrona. Uno de nuestros santos, San Luis de Bertrán, español y valenciano, es también patrono de la nación colombiana. Muchos de nuestros frailes y hermanas realizan su apostolado en Colombia y están implicados en el proceso de paz y en la defensa de los derechos de todas las víctimas de este largo conflicto armado. Todo esto hace que toda la Orden sienta un especial compromiso en orar para que se logre una paz verdadera junto con una profunda sanación de todas las heridas provocadas por la violencia.
En dicha Eucaristía, junto con toda la Orden dominicana de todo el mundo, nos unimos a pedir intensamente por la paz: paz en la nación, entre los distintos grupos sociales, en las familias, en el corazón de todos los colombianos.
La paz verdadera sólo puede ser fruto de la justicia iluminada por la misericordia. Y del perdón verdadero a todos los que anteriormente fueron enemigos y ahora tenemos que acoger como verdaderos hermanos. Eso es muy difícil. Pero es posible para el que tiene fe porque Dios sí puede cambiar los corazones, los nuestros y los de los adversarios, para que todos unidos se pueda construir una nación próspera y pacificada. Es lo que deseamos. Es lo que pedimos intensamente. Y es lo que Dios nos dará si abrimos nuestros corazones a su Gracia.
