El día 23 por la tarde nos aguardaba una bonita sorpresa. Dentro del desarrollo de la Asamblea se había programado una visita a los lugares vicentinos por excelencia: casa natalicia de san Vicente Ferrer (el Pouet) y el real convento de Santo Domingo actual Capitanía General. La visita nos la facilitó el padre J.M. Alcacer OP, prior de la casa de San Vicente Ferrer (Pouet) y el coronel don Estaban González Concepción, “Caballero Jurado de San Vicente”. Después de visitar los dos lugares, por cierto en Capitanía, nos hizo de guía un Capitán del ejército que ha trabajado durante años en todo el proceso de restauración y mantenimiento del edificio, con lo cual posee una información que se podría calificar de primera mano, y de celebrar las vísperas en la capilla de Capitanía, regresamos al Pouet para ganar el jubileo.
Como el horario se alteró y las comisiones no habían acabado de exponer sus respectivas propuestas, terminada la cena volvimos a la sala de reuniones para reanudar el trabajo, todavía quedaba humor para seguir, y con los depósitos espirituales cargados durante la tarde, retomamos los temas.
El día 24 después de desayunar, nos fuimos desplazando hacia el monasterio de la Inmaculada donde se daría por finalizada la Asamblea, repartidas en grupos de a pie y otras en coches, a las 10,15 seguimos los trabajos que quedaron pendientes, puntos concretos por aclarar o propuestas para aprobar. Nos despedimos de Fray José Ramón, que nos ha acompañado muy fraternalmente y concluimos la X Asamblea Federal con un acto además de significativo, muy emotivo. Sor Lucia, actual Maestra del Noviciado de Mendoza, leyó una carta dirigida a la Federación, en nombre de los 4 monasterios de Argentina que comienzan los diálogos y trámites para el inicio de una nueva Federación en aquel país, también sor Adriana María Colombres, priora del Monasterio de San Justo, le hizo entrega a madre Federal, también en nombre de los monasterios que comienzan su andadura federal, de una custodia, como signo también de gratitud por todo lo recibido desde la Federación de la Inmaculada. Como el primer grupo que llegó llevó en aquel entonces un Copón con una inscripción alusiva a lo que significaría para el futuro de la vida dominicana contemplativa en Argentina, aquellos primeros pasos, ahora, después de más de 50 años, algo nuevo está surgiendo fruto de aquel primer desafío que emprendió la Federación, por eso en la custodia han escrito: “unidas por un mismo Pan y un mismo amor vuestras hermanas de Argentina”.
Significativo final de la Asamblea, los nuevos desafíos son también para nosotras un reto que nos debe involucrar en la búsqueda común del “ahora de Dios, que es también el ahora de la Federación”