En esta memoria de la Virgen María que hoy celebramos bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, la liturgia nos propone leer en la misa el texto del evangelio de San Juan que presenta a María al pie de la cruz. La Tradición nos cuenta que María hizo el camino del calvario junto a Jesús; y el evangelio, que permaneció de pie mientras su Hijo entregaba al Padre, libremente y por amor, su vida por nuestra salvación. Este permanecer de pie en el seguimiento, no es solo una postura física, es también una posición del espíritu que así como fue capaz de decir hágase en mí según tu palabra en el momento de la anunciación, en la cruz, es capaz de adherirse al misterioso plan redentor del Padre. Es capaz de descubrir una gracia que todos podríamos pedir hoy: la del valor redentor del sufrimiento. Cada sufrimiento por insignificante que sea, unido al poderoso sufrimiento redentor de Cristo tiene la virtud de completar en nuestra carne lo que falta a la pasión de Cristo y de abrir brechas de gracia en los corazones de los hombres para que pueda penetrar en ellos el amor salvífico del Padre.
¡Qué la virgen María nos ayude a ser “señores” de nuestros dolores, a asumirlos y vivirlos como un instrumento de evangelización por el cual, invisible e incomprensiblemente para nosotros, llega la redención de Cristo a muchos hermanos nuestros!
Sor María Luisa Navarro OP