Y va de despedida.
Con el final del ciclo litúrgico termina este servicio que se me encomendó. Ahora toma el relevo otra hermana que espero disfrute tanto como yo. Expresar en voz alta mis sentimientos con respecto al Evangelio ha supuesto un pequeño esfuerzo y una responsabilidad, pero un gran beneficio para mi al “obligarme” a ir semana tras semana y día a día rumiando la Palabra de Jesus esa Palabra que siempre tiene algo nuevo que decirnos, algo que encomendarnos y sobre todo un acicate, un estimulo y un sentido con el que afrontar cada momento, cada desazón y encauzar cada entusiasmo. La única Palabra que colma nuestros anhelos.
Tengo que daros las gracias.
Sor Áurea Sanjuán
Xàtiva, noviembre 2018